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viernes, 3 de junio de 2016

Dile No al Referéndum Revocatorio

Este post no es de suspenso así que comenzaré diciendo que el Referéndum Revocatorio como herramienta política me parece salvaje y primitiva. La idea de que es estupendo que un gobernante pueda salir de su cargo, por el hecho de no gustarle a un grupo superior al que le votó, me parece más propio de una plaza pública que de un país con instituciones y justicia.

Esa es una de las razones por las que voté en contra de la actual Constitución, no porque la propusiera Chávez, voté en contra de su aprobación porque en verdad no estaba de acuerdo con lo que planteaba y tampoco con el momento en lo planteaba. Me explico: un cambio de Constitución debería darse cuando la vigente ya no corresponde a la era que vive el país y sus objetivos como nación. Si bien Venezuela vivía una fuerte crisis en los noventa esto no era atribuible a problemas en la Constitución del 61, o a que no diera respuesta o dejara fuera posibles soluciones. Prueba de ello es que los siguientes 17 años han sido en muchas formas la profundización de los mismos problemas que no habían llevado a esa crisis, y la nueva Constitución no nos salvó de llegar a nuestra crisis actual.

Por otra parte, creo que un período presidencial de 6 años con opción a reelección es demasiado, para que además sea posible la reelección indefinida. Otra de las razones por las que voté en contra de la vigente Constitución es porque eliminó el sistema bicameral del Congreso y dejó solo la cámara de Diputados, lo cual significa que cuando el Presidente tiene la Asamblea Nacional a su favor, prácticamente tiene todo el poder legislativo para usar a su antojo.

Además, con la eliminación de la cámara de Senadores se eliminó el cargo de senadores vitalicios para los ex presidentes, y con ello parte de la historia del país, y del valor de la experiencia como herramienta para la toma de decisiones. 

Ahora bien, ¿estoy de acuerdo con que Maduro se someta a un Referéndum Revocatorio? Sí, por supuesto, porque creo que quienes crean artificios políticos para abusar del poder y atacar a sus contrincantes deben ser víctimas de su propio invento. Así como en las pasadas elecciones del 6 de diciembre el oficialismo fue víctima de su propia creación de circuitos. La asignación de curules en la Asamblea Nacional es totalmente desproporcionada gracias al sistema de circuitos que el CNE creó para que el gobierno se quedara en 2010 con la mayoría de los diputados. En 2015 sucedió algo semejante en cuanto a proporcionalidad, los votos obtenidos por la oposición fueron 7.707.422 de la oposición frente a 5.599.025 del oficialismo; esto derivó en un resultado desproporcionado de 112 diputados a 55, aun cuando la diferencia de votos no representa esta desigualdad.

De la misma forma, creo que Maduro debe salir del poder si no cuenta con la aprobación popular vía Referéndum Revocatorio. Sin embargo, en lo sucesivo creo que tanto esta herramienta como otros problemas estructurales deben ser corregidos en la Constitución vía enmienda o asamblea nacional constituyente.

¿Por qué no creo que el referéndum revocatorio como herramienta cívica y de libertad popular?
Pues porque creo que en el futuro habrá que tomar decisiones impopulares y no del todo agradables para solucionar graves problemas del país, y depender de que a la mayoría le gusten será casi imposible; situación que nos sumergirá en una inestabilidad política importante.


Por otra parte, si un período presidencial dura 4 años no hay razón para hacer revocatorio al Presidente, porque de lo contrario gobernará 2 años pendiente de no tomar medidas que disgusten a la gente y otros 2 años pendiente de no hacer cosas que comprometan su posible reelección. Así definitivamente, gobernar se volvería un circo de complacencias que no nos llevaría a ningún lado.

En caso de que un presidente sea elegido en unos comicios de baja participación electoral estaría en una situación de inestabilidad constante, puesto que la oposición muy fácilmente podría revocarlo a la menor medida impopular aprovechando el descontento.

Las razones para que un presidente no siga en ejercicio de sus funciones, además de temas de salud, están en la ley, y para castigar esto y alejarlo de su puesto está la justicia. De resto, toda propuesta que proponga guillotinas políticas amparadas en un supuesto civismo, se parecen más a las votaciones telefónicas de American Idol que a una República.



sábado, 14 de mayo de 2016

La nacionalidad de Maduro

La situación venezolana y el torbellino político que hemos vivido los últimos años han sacado lo más negativo y cortoplacista de nuestra esencia. Quienes creían que Chávez era lo peor que nos podía pasar, han descubierto que no era cierto, que lo peor era que bajaran los precios del petróleo y nos quedáramos sin dinero con una gigantesca deuda, sin importar quien fuera presidente.

Si durante los años de gobierno chavista alguna gente tuvo la idea de que había que salir de aquello “como fuera”, con Maduro la idea se ha profundizado tanto como la escasez y la inseguridad del país. En este sentido, una parte de la oposición insiste en que Maduro no es venezolano, y lleva unos cuantos años pidiendo la partida de nacimiento del Presidente, con la idea de que así demostrarán que nació en Colombia y que su gobierno es ilegal.

Esta idea había ido perdiendo fuerza hasta que la oposición política tomó el poder de la Asamblea Nacional después de ganar las elecciones del pasado 6 de diciembre, con un margen que no imaginaban ni los que llevan una década asegurando que la oposición es mayoría. Las redes sociales difunden la idea de ciertos personajes, según la cual el fin del gobierno de Maduro es “pan comido”, solo basta pedir su partida de nacimiento y de forma inmediata el primer mandatario se presentará en la Asamblea Nacional con el documento en la mano asumiendo que no nació en el país, o en caso de haber nacido en Venezuela, reconocerá que no renunció a la nacionalidad colombiana que le corresponde por parte de madre, y que llegó al poder de forma ilegal según nuestra Constitución, la cual no permite que el Presidente tenga dos nacionalidades.



Así como lo leen, hay gente que cree que un gobierno que ha usado de brazo ejecutor al poder judicial para anular y revertir toda ley o investigación planteada por la Asamblea Nacional, se rendirá a sus designios en el tema partida de nacimiento.

En lo personal, me parecería muy triste el hecho de que Maduro abandone la presidencia por algo tan cosmético como su nacionalidad, o su posible doble nacionalidad. ¿Por qué? Pues, porque Nicolás Maduro es un Presidente sin preparación para su cargo, que ha cometido delitos contra los derechos humanos, ha sumido el país en una crisis económica sin precedentes, ha cerrado medios de comunicación a través de la compra de los mismos por testaferros, ha priorizado el pago de deuda externa antes que la compra de medicinas o el pago a los laboratorios, etc. Por eso, y un largo etcétera, es que me parece de lo más penoso que su salida del gobierno sea por una formalidad, y no por la lista antes mencionada.

Creo que una persona que ha usado todo el poder del que dispone para mantenerse en el poder, no tendrá reparos en mostrar una partida de nacimiento falsa en el momento que lo necesite. Además, si existe una partida de nacimiento en Colombia que certifique que Maduro nació en el vecino país, ya no creo que exista rastro puesto que Santos depende tanto de las conversaciones sobre el proceso de paz que se están llevando a cabo en la Habana que las posibilidades de que se haga pública son mínimas.

Por otra parte, sospecho que a futuro este argumento se puede volver en contra de nuestra realidad como país. Entiendo perfectamente que el cumplimiento de la ley es importante, y que lo legal debe tener un papel importante, pero la viabilidad de una opción debe ser analizada con la cabeza y no con “la tapa de barriga”, como diría el difunto profesor Osuna del Iesa. A día de hoy, hay una enorme cantidad de venezolanos que dejaron el país en busca de un futuro distinto, que han formado familias con otros venezolanos, pero también con gente de otros países.

En un futuro, espero que no muy lejano, muchos de ellos regresarán y conformarán una nueva Venezuela, aún más mestiza y variada que la que hasta ahora conocemos. La diáspora venezolana no se dio por diversión, no se fueron porque quisieron, se fueron en muchos casos casi obligados y perseguidos laboralmente. Entonces, cuando regresen con sus hijos nacidos en Ecuador, en Italia, en Australia, qué les vamos a decir, qué sus hijos no son venezolanos. Cómo los vamos a recibir, con una cosecha del odio racial sembrado hasta el momento. Esos hijos de venezolanos nacidos afuera por un error histórico que se llama chavismo -error que nos buscamos nosotros mismos por nuestro afán de demoler y arrancar de cero cada cinco minutos- ¿no van a ser venezolanos por nacimiento? ¿No podrán aspirar a la presidencia?


Debemos pensar un poco más allá a la hora de emitir este tipo de juicios, porque el futuro está a la vuelta de la esquina, y el país que nos espera es distinto para bien y/o para mal. El final de esta era determinará de manera positiva o negativa el comienzo de la siguiente.


lunes, 7 de marzo de 2016

El "resultadismo" crónico

Hace unas semanas que leí sobre la salida Pastor Maldonado de la Fórmula 1, al parecer por falta de financiamiento de PDVSA. Como era de esperar las redes sociales se convirtieron en una explosión de alegría, porque ya la empresa petrolera no seguiría financiando su carrera. Argumentos como “ya no financiaremos más a Pastor para que choque mientras en los hospitales se mueren los enfermos por falta de medicinas” iban y venían.

Con ese poderoso argumento en mente me pregunté si el Sistema Nacional de Orquestas y Dudamel también verían recortado su financiamiento, porque no sé ustedes pero yo no sé cuánto dinero público reciben, ni cómo lo emplean. Yo, por ejemplo, jamás he visto una entrega de memoria y cuenta de dicha institución, partiendo que la Fundación Nacional Simón Bolívar pertenece al Despacho de la Presidencia de la República.

Ya sé que habrá quien me diga que no hay comparación entre Pastor Maldonado y Dudamel, y que con el Sistema se saca a muchachitos de la pobreza y se les dan valores, y pertenencia a un equipo, etc. Sé que me lo dirán porque ya me lo han dicho, y me han puesto cara de asombro por comparar a ambos personajes. Ahora bien, no me podrán negar que en ambos casos hay dinero público, usado a discreción para causas que no corresponden al beneficio de todos los venezolanos.

Dudamel

Pastor Maldonado

Entonces, ¿por qué se hacen juicios distintos? La respuesta es fácil: el resultado. En el automovilismo no hay subjetividad, o ganas o pierdes, o chocas o terminas la carrera, no hay mucho más que evaluar. En cambio, en la música clásica hay subjetividad y hay gente que sabe que dice que el muchacho sirve, y eso a nosotros nos encanta; si lo dice alguien afuera nosotros repetimos que Dudamel es el mejor director del mundo, aunque no sepamos la diferencia entre un clarinete y un violín, ni tengamos idea de qué hace el tipo con esa varita en la mano.

Y no es cuestión de verlo todo mal, y de atacar a todo el que intenta algo, es un asunto de cuestionar la forma en que se usa el dinero, y a qué se destina. Porque la gente por temor a que la llamen ignorante no va a decir que hay que recortar los recursos al Sistema para mejorar los servicios de agua y luz eléctrica, que son caóticos. Sin embargo, por esa discrecionalidad con que se gasta y entregan recursos, es que se destinaron más de 200 mil millones de dólares a empresas inexistentes e importaciones ficticias. El gobierno no debe tener en su mano la decisión absoluta de en qué usa el dinero público, eso debe estar establecido, controlado, y debe ser vigilado, incluso en obras tan bellas y, aparentemente, eficaces como el Sistema Nacional de Orquestas; y en caso, de que sean financiadas por el Estado, deben ser sometidos a control y entrega de cuentas como cualquier ente estatal.

viernes, 12 de febrero de 2016

La anti política como propuesta

Érase una vez, allá a finales de los años 80 e inicios de los 90, cuando las cosas comenzaban a ir mal en Venezuela debido al modelo rentista -que ya hacía aguas- y al alto índice de corrupción que minaba la estructura del gran Estado y de los partidos políticos (si es que no eran lo mismo) cuando la alta sociedad venezolana hizo una siembra de gran extensión de anti política. El producto estrella era la idea de que la política era muy sucia, era asquerosa y que las mentes más brillantes del país no se metían en ese mundo abyecto, las mentes más brillantes trabajaban en la industria petrolera, la gente de bien, pues.

Algún dueño de canal de televisión que en el pasado reciente fue vapuleado por su propia cosecha, hizo montones de programas dominicales en horario estelar para difundir su gran idea, a pesar de ser un entrevistador mediocre. Algunos dueños de periódicos que hoy lloran en Europa en congresos de libertad de expresión, en su momento pusieron sus rotativas a disposición de militares golpistas con la intención de seguir teniendo su mano sobre el nuevo poder emergente.



Aunque la verdad es que nuestra reciente realidad política no es más que el resultado de la siembra de la aversión a la política, es el resultado de dejarle la política a los peores, es el resultado de creer que cuando alguien sirve para hablar pero no para trabajar tiene futuro como político. 

Por esto, es que cuando hoy veo en la Asamblea Nacional a personas como José Guerra y Tamara Adrián, me convenzo de que ha habido un cambio, creo que estas personas en lugar de ver como el país se desmorona han decidido no ver los toros desde la barrera y participar, como deberíamos hacerlo todos los que podamos hacerlo. José Guerra podría estar en cualquier sitio del mundo siendo valorado y apreciado por su conocimiento, pero ha tomado el riesgo de ser criticado, de tener que legislar con contrincantes que tratarán de deshumanizarlo como persona, para quienes la lealtad sin crítica es el único valor.

Tamara Adrián es noticia constantemente por su transexualidad, y su lucha por los derechos de la comunidad LGTB, sin embargo, que sea el primer transexual en llegar a la Asamblea Nacional es casi lo de menos, al lado del curriculum que tiene y de sus conocimientos. En su caso, también podría estar en cualquier lugar del mundo haciendo uso de sus conocimientos y su inteligencia, pero ha decidido postularse a un cargo donde obviamente no ganará el dinero que podría ganar, para hacer algo por un tema que cree importante.

José Guerra y Tamara Adrián son solo dos casos entre muchos jóvenes y personas preparadas que están apostando a que las cosas sean distintas. Ese es el verdadero cambio, que los más preparados no vean la política como un sitio oscuro donde seguro se les insultará y se les llamará vendidos a las primeras de cambio. Por supuesto, para ello hay que elegir a los más preparados y no a los más simpáticos o a los más carismáticos. Lo que hemos tenido hasta el momento, no ha sido mala suerte ni casualidad, lo hemos elegido, lo hemos buscado.

Ahora que la situación límite que vivimos hace que algunos añoren a Marcos Pérez Jiménez, debemos entender que el hecho de que la democracia no sea perfecta no es razón para optar por una dictadura opresora, criminal y ladrona. Así como, el hecho de que la política y los políticos tengan sus defectos no es razón para abandonarla en manos de militares o canallas.

Pinochet no es el responsable del Chile de hoy, lo son los años de concertación y el tiempo de reflexión y maduración de la izquierda como oposición después de Allende. Pérez Jiménez o la cuarta república no son la solución, de hecho en buena medida, son la causa del último período vivido. 



La única solución es saber que la política es imperfecta pero es la única opción para establecer puentes y entendernos, porque lo contrario es la violencia y la intolerancia, y en ese juego perdemos todos. El otro lado, el oponente tienen que existir en la política porque existen en el país, la idea de desaparecer al chavismo es tan peregrina como lo fue la idea de pulverizar a la oposición por dos razones: la primera, mientras ambas tendencias tengan afectos en la población deben tener derecho a su representación; la segunda. a cada tendencia la definen sus ideas y sus contrincantes, sin un lado el otro no existe. Por supuesto, las reglas del juego deben ser restablecidas

miércoles, 28 de octubre de 2015

OktoberFest: cuando la regla es la excepción

Llegamos a la Colonia Tovar el pasado viernes bajo una lluvia torrencial, que no nos permitía ver la posada a diez metros de distancia. Una vez en la habitación de la posada, donde permanecíamos sin poder hacer nada por la lluvia, se fue la luz. No nos sorprendió. Volvió la luz casi media hora después, eso sí nos sorprendió, esperábamos que tardara más.

Como la lluvia no lo había permitido, bajamos bastante tarde a cocinar una parrilla. Según las reglas de la posada no se podía estar en el área de la parrillera después de las diez, por eso con un alto sentido del servicio al cliente nos cortaron la luz del área después de la hora indicada. No importó  que la lluvia hubiera retrasado la llegada del grupo, que algunos casi no hubieran podido llegar; aquí la luz se apaga y los detalles son su problema. De nuevo, no nos sorprendió.

A la mañana siguiente, cuando nos disponíamos a desayunar y arreglarnos para ir al OktoberFest, descubrimos que no había agua. Cuando le preguntamos al personal nos informaron que se había roto una tubería, pero que ya habían solventado el problema, que lo único era esperar que se llenara el tanque. Durante el fin de semana no hubo agua caliente en nuestra cabañaPor supuesto, no nos sorprendió.

Foto tomada de @OktoberfestC_Tovar


Aunque el inicio del viaje no había sido muy ameno con nosotros, nos fuimos con los mejores ánimos al evento. Nos pasaron buscando unas unidades de trasporte previstas para eso, a la hora que las solicitamos. No conforme con eso, teníamos que hacer el canje de las entradas y no había cola para retirarlas. Por si fuera poco, había personal suficiente para revisar a la gente y organizarla para entrar.
Dentro del evento nos topamos con las típicas colas para comprar tickets y cervezas, pero nada demasiado grave, hasta que nos encontramos con un punto de venta caprichoso, nativo del país potencia turística, que se quedó sin línea. Temí lo peor, tan poco había durado la ilusión, sin embargo el responsable resolvió rápido la situación y no llegó a mayores.

La tarde-noche transcurrió de lo mejor, la comida y la bebida fueron excelentes, no hubo problemas, ni peleas, todo era buena vibra y buen trato. Antes de salir estábamos sorprendidos de lo bueno que era el montaje, la organización, el ambiente, y un alemán increíble que cantó desde Rolling Stone hasta La Bamba. Esto, sí nos sorprendió.

Foto tomada de @OktoberfestC_Tovar


DOC

Todo este episodio me recordó que hace poco más de un mes asistimos al Restaurante DOC en Los Palos Grandes por un festival de hamburguesas que organizaron. Aunque el festival era el sábado y fuimos el domingo, tuvieron la generosidad de prepararnos las hamburguesas especiales que tenían.

Por otra parte, cada cosa que nos servían tenía como antesala la procedencia de los productos, y resulta que no eran de Dinamarca, Suecia, ni Francia; los productos eran venezolanos, eran de Los Teques, de Margarita, de la Colonia Tovar, etc.

Y usted, se preguntará qué tiene que ver el OktoberFest con DOC, pero resulta que ambas historias tienen algo en común, nos sorprende que nos atiendan bien cuando vamos a un sitio, que un evento esté bien organizado. Es una rareza consumir productos venezolanos, es toda una extravagancia que un mesonero haga bien su trabajo o que tenga capacidad de resolver, como profesional de su oficio.

Es lamentable, pero vivimos en un círculo de desmotivación, de falta de atención al otro, y no es que no haya motivos para ello, de hecho sobran los motivos. Por eso, es que me parece tan importante la movida que se ha formado en cuanto a la cerveza artesanal, el esfuerzo del sector gastronómico por innovar y aportar, la reivindicación de lo nuestro pero con calidad, no lo nuestro de cualquier manera.


Para finalizar, este post es para esa gente que rompe el círculo, para la que no se rinde y sale todos los días a superar lo que le rodea, esa gente que no se deja llevar por la corriente de la desesperanza, los que demuestran que sí se puede, aunque nadie los cuente en la lista de los héroes o de los que luchan.

jueves, 15 de octubre de 2015

Los guerreros del teclado

Las redes sociales son, sin duda, un paso adelante de nuestro tiempo. En principio son espacios de libertad y opinión, que deberían ser saludables para el intercambio de ideas. Sin embargo, una vez leí una entrevista de Umberto Eco, en la que explicaba que cuando un nuevo fenómeno se masificaba comenzaba a llenarse de basura. En aquel momento usaba el fax y el correo electrónico, como ejemplo. 

Eco decía, que en un principio, el fax había sido formidable para él porque podía recibir al instante información de donde la necesitara sin moverse de su oficina; el problema fue cuando demasiada gente comenzó a usarlo, y a enviarle faxes sin control, y cuando llegaba ya había un montón de papeles que le hacían muy difícil saber qué era útil y qué no.

Umberto Eco

Con el correo electrónico la situación no fue muy distinta, todo había sido maravilloso hasta que la gente comenzó a usarlo para cadenas absurdas, ventas de productos en línea, etc. No es nada particular lo que le sucedió al escritor, todos hemos vivido más o menos lo mismo, aunque guardemos una gran distancia con Eco.

Las redes sociales parecieran estarse convirtiendo en un mega basurero de ideas, opiniones, y conceptos manipulados. Como era de esperarse, quienes buscan crear matrices de opinión o los demagogos de oficio, aprendieron a usar las redes, y buscan usuarios despreocupados que transmitan sus mensajes sin prever peligro. 

En la política venezolana, da la impresión que ante el cierre de medios o cambios de política editorial, quienes creían que la política era decir cuatro declaraciones cada cierto tiempo e irse a la casa, se han desplazado hacia Twitter y Facebook. Lamentablemente, alguna gente con las alertas muy bajas les presta mucha más atención de la que merecen.

Estamos conectados, pero sabemos para qué

Los invitados fijos de Aló Ciudadano, Yo Prometo, Buenas Noches y el programa del señor de RCTV -que no era político, pero que terminó de diputado de la AN- son ahora unos incansables guerreros del teclado, lo peor es que piensa que eso es trabajar. 

Estos nuevos tiempos, nos han regalado una nueva frase como “es verdad, lo leí en Twitter”, que no es más que un relanzamiento de la vieja frase: “es verdad, lo vi en televisión”. Así como los televidentes tuvieron que entender que la confianza absoluta no era una forma sana de aproximarse a la pantalla chica, tampoco es una forma de participar en las redes. La libertad que las redes proponen exige responsabilidad, y sobre todo el mismo respeto que se debe tener en cualquier ámbito de la vida diaria. También es importante estar claros en que la mayoría de la población no sabe que es Trending Topic hoy, porque aunque usted no lo crea el país no se parece a Twitter, ni a Facebook.

Imagen tomada de http://ncuentro.blogspot.com

martes, 22 de septiembre de 2015

Los peligros de que te defina el otro

Hace unos meses expresé mi preocupación debido a que tanto gobierno como oposición parecían desubicados ante la ausencia de Chávez. Incluso algunos parecían extrañarlo. Esto se debe a que durante los últimos quince años no hubo necesidad de tener un debate sobre las ideas políticas, la máxima idea política era estar a favor o en contra del gobierno chavista.

La desaparición de la figura que unía a cada grupo ha dejado con los pantalones abajo a mucho político sin partido (increíblemente los hay), y a mucho político sin ideas (lastimosamente también los hay). Durante los años de gobierno revolucionario, muchos decíamos que la oposición no decía cuál era su plan, en caso de ser gobierno, y que ese era parte del problema. Otra parte del problema era que no se acercaban a la gente, que eran absolutamente distantes. Sin embargo, los que gritan siempre más duro decían que no ganaban porque les hacían trampa, y claro eso era más fácil que corregir las estrategias que siempre los llevaron al despeñadero donde el gobierno quería que estuvieran.

La realidad de hoy en día, es más compleja y a la vez más sencilla. Del lado del partido de gobierno, hay al menos tres grupos fáciles de identificar, algunos como Giordani y Navarro se pronunciaron en contra del gobierno de Maduro, como si lo que Maduro recoge no fueran los frutos de la siembra del gobierno en el que ellos tenían los pies metidos hasta el cuello. Fueron dejados al margen. Los que no se pronuncian directamente, como Marea Socialista, están dados a la interpretación de la palabra de Chávez como si fuera un profeta, igual han quedado al margen. Por último está quienes hoy son gobierno, ellos tienen otra interpretación de la palabra del Comandante. Lo interpretan, lo usan, lo manipulan, y hacen lo que hagan falta con la imagen de Chávez, cabe destacar que a él no le hubiera desagradado este manejo, con tal y fuera garantía de mantener el poder.

Jorge Giordani

Nicmer Evans

Nicolás Maduro y Diosdado Cabello


Del lado de la oposición, hay un grupo que entendió que por la mala siempre perdía y que tienen que sudar y caminar para convencer a los desencantados. Hay un grupo que dice otra vez que no hay que votar (sí, como en 2005), que eso es complicidad, colaboracionismo y demás. Hay un grupo súper raro que está preocupado por el legado de Chávez, y que insólitamente también hace sus interpretaciones y sabe qué haría y qué no haría el Comandante en la situación que vivimos. Por último, están los que se mueven en todas las corrientes según les convenga, si son candidatos entonces son demócratas; si no son candidatos las elecciones no importan y es mejor la calle, y así van frenéticamente acelerando y frenando a la vez según dicten sus intereses.

Capriles y Falcón

Robert Alonso

Lilian Tintori quien representa políticamente a Leopoldo López

María Corina Machado


En conclusión, en ambos bandos hay una ensalada de posturas muy divertida. Solo hay un grupo en cada bando que tiene claras sus ideas políticas, y hacia donde se mueve el país, que es hacia la resolución de sus problemas, que son muchos. La claridad de la idea política da como consecuencia la postura política y la medida para solucionar el problema, y no al revés. Estar a favor o en contra de alguien, no te define ideológicamente.

El mayor problema de que te defina el oponente, es que pasado un tiempo te vas a terminar pareciendo mucho a él, porque tu formación no es un valor agregado sino un descarte. En ambos bandos sabemos lo que no son, sabemos que el PSUV no es capitalista, que no es imperialista, y vive en batalla. Del lado de la oposición, sabemos que no son chavistas, que no les gusta China, y poco más. Pero, ¿qué es cada lado? ¿En qué creen? ¿Hacia dónde llevarían el timón? Eso no lo tenemos nada claro.

En política se necesita oposición, no se puede jugar el juego político con un solo jugador, pero no se puede ser algo porque el otro no lo es. Uno es lo que cree. Lo mismo ocurre, con el electorado, no se vota solo para ganar, se vota para decir lo que uno es, lo que uno cree, y lo que a uno lo representa. Lógicamente, este problema de falta de definición no es solo de políticos, hay electores que no quieren votar y que hasta quieren salvar el voto. No entraré en detalles de porqué no aplica salvar el voto cuando el voto es universal, directo y secreto. 

No se es demócrata porque el otro también lo sea, se es demócrata porque se cree que la democracia es el mejor sistema que conocemos para vivir. No se es pacífico porque el otro sea pacífico, se es pacífico porque se tiene la seguridad de que con violencia no se consigue nada productivo, y que la paz se construye con el esfuerzo de todos. Hay que tener cuidado cuando competimos contra un oponente de bajo nivel moral, con artimañas que nos llevan a su fangoso terreno, porque sin darnos cuenta podemos terminar a su nivel o incluso viéndolo hacia arriba.

martes, 8 de septiembre de 2015

El juego es jugando

Colombia acudió a la OEA para solicitar una reunión extraordinaria de cancilleres con la finalidad de discutir el conflicto fronterizo que mantiene cerrada la frontera colombo-venezolana. Luego de la votación de los miembros de la organización, el resultado fue negativo, no obtuvieron la cantidad necesaria de votos para que fuera convocada la reunión.

La negativa de la OEA y el aplazamiento de UNASUR para discutir el mismo tema, dieron como resultado que la canciller colombiana María Ángela Holguín, se pronunciara poniendo en duda la asistencia a la próxima reunión de UNASUR. Por su parte, el presidente Juan Manuel Santos dio un discurso en el que se extrañaba de la falta de solidaridad latinoamericana, y hacía un llamado a la unión de la región y a la defensa de la democracia.

Holguín, Canciller colombiana

El comportamiento de dos países llama la atención en esta situación. Dos jugadores han cambiado de bando en un año y medio escaso. Santos clama al cielo y a la región por solidaridad, sin embargo, cuando en febrero del año pasado la oposición venezolana hizo lo mismo, él abogaba para que se resolviera con diálogo sin intervención externa. Cuando Capriles puso en duda los resultados de las elecciones de abril de 2013, Santos no dijo que toda la región debía obligar a Maduro a permitir la auditoria de las mesas y los cuadernos electorales. Es más, cuando Holguín vino a promover el diálogo entre ambas partes, no cuestionó el hecho de que UNASUR había prometido una auditoría que al final no cumplió. De hecho, cuando UNASUR no fue capaz de establecer las condiciones para que el diálogo se diera, Holguín no cuestionó a la organización, ni las decisiones de las que formó parte.

Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos

Por otro lado, un actor que sí hizo todo lo que Colombia no hizo el año pasado fue Panamá. Incluso le cedió su puesto a María Corina Machado para que expresara en la OEA la situación de violación de Derechos Humanos que sucedía en nuestro país. Sin embargo, esta vez se abstuvo de votar para discutir la solución de la crisis fronteriza. Es curioso el cambio del vecino país, un día es un gran defensor de la democracia de nuestro país, pero año y medio después no sabe si la OEA se debe involucrar en el conflicto.

Este cambio en la hoja de ruta en las relaciones internacionales de Panamá, me recuerda cuando el año pasado los reyes de las simpatías automáticas agradecían en las redes al vecino país por su ayuda. La ignorancia en cuanto a relaciones internacionales y diplomacia es tan grande, que esa gente pensaba que Panamá lo hacía por amistad y verdadera valoración de la democracia. Es trágico, pero la ingenuidad no es gratuita.

A día de hoy, no pecaremos de mal pensados quienes sospechemos que Panamá al no poder cobrarle la deuda a Venezuela, ha decidido actuar distinto, y no tocarle la cola al perro. No es pecado que Panamá haya visto como una oportunidad de negocio el cierre de la frontera colombo-venezolana, lo cual le traería beneficios en caso de poder estabilizar sus relaciones con Maduro, y le permitiría recuperar un mercado que en los últimos años ha mermado y era muy importante para ellos.

Jorge Miranda, ex canciller panameño, fue sustituido al día siguiente de su abstención

Entonces, algunos saldrán a darse golpes de pecho diciendo que nos traicionaron, pero la verdad es que cada quien busca, y debe buscar su beneficio, es natural y lógico. Otros satanizarán la política, como es su costumbre, dirán que es sucia, perversa, y que están decepcionados. La verdad es que la política es un juego de poder, y el error no está en moverse en torno a ello, el error es no hacerlo. El mayor error es vivir diciendo que Maduro está acabado, que no tiene margen de maniobra, que no juega el juego que le toca.

Venezuela y Colombia no son países hermanos, son países vecinos -que no es poco- y mientras no entendamos esto, y dejemos a un lado la cursilería de la hermandad de la región, no avanzaremos. Claro, la ética es un tema a tomar en cuenta en las relaciones de América Latina, la integridad no es un valor en la región en nuestros días, lejos queda el sueño de la América unida, pero si no fuera así no tendríamos razón de estar como estamos.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Lo que aprendí de papá




El pasado 14 de mayo, se cumplieron 60 años de la salida de mi papá del puerto de Vigo, hacia Caracas. Tenía 16 años, la ropa que tenía puesta, y un cambio de ropa más en una bolsa. Llegó al puerto de La Guaira sin nada, solo contaba con la ayuda de un vecino del pueblo, que se vino antes y ayudaba a venir a todo el que quería.

Supongo que el viaje en el barco no fue muy agradable, porque por más que le pregunté, nunca me dijo como era el barco, y ahora ya no es posible que me lo cuente. Lo que sí me contó fue como Venezuela abrió los brazos a los emigrantes, que como él, huían de la miseria y la pobreza de sus países. Me contó muchas veces cómo en su juventud recorrió decenas de veces por trabajo la ruta entre Caracas y Puerto Ordaz.

Mi papá nos enseñó tanto a mí como a mi hermana a ver fútbol, con la mayor naturalidad y sin añorar un hijo varón. Nos enseñó a ser aficionadas y no fanáticas del Real Madrid, porque decía que los fanáticos eran peligrosos. Nos enseñó a saber perder, y sobre todo a saber ganar con humildad. Nos preparó para ir a la universidad, tener una carrera y ganarnos las cosas con esfuerzo.

Él amaba los animales, me enseñó a montar a caballo, a cuidarlos y respetarlos. Cuando era niña, pasaba casi todos los fines de semana con él en la finca montando caballo y atendiéndolos en lo que hacía falta. Papá sentía un profundo desprecio por todo el que robaba, no soportaba la deshonestidad.

Antes de que el Alzheimer se llevara lo mejor de él, evaluamos la posibilidad de enviarlo a España, para que disfrutara de mejores cuidados de los que podía tener aquí. En ese momento, cuando se lo comuniqué me dijo que si era posible él prefería quedarse aquí, que cuando no tuviera la capacidad de razonar tomáramos la decisión que creyéramos más conveniente, pero que él quería morir en Venezuela porque era el mejor país del mundo.

Mi papá era chavista. Hoy recuerdo con gracia, que en una de las últimas citas con el neurólogo, le preguntaron si sabía quién era yo, y respondió que no, pero que era buena con él. El médico repitió la pregunta de si sabía mi nombre, y dijo que no; pero cuando le preguntó el nombre del Presidente, dijo clarito: Hugo Chávez Frías. La tolerancia, sin proponérselo fue de las mejores cosas que me enseñó.

Antes de que su mente se nublara del todo, en los primeros años de gobierno del difunto presidente Chávez,  había peleas en la familia porque él era el único con esa tendencia política. Las reuniones se convirtieron en una batalla campal, hasta que mi mamá con su enorme sabiduría y don para la conciliación, prohibió hablar de política en la mesa. Durante muchos años no lo comprendí, pensaba que mi papá le tenía pánico a mi mamá y no se atrevía a contrariarla; sin embargo, ahora entiendo lo que mi mamá ya sabía entonces: cuando no hablamos de política seguimos siendo los mismos de siempre.

martes, 28 de julio de 2015

Familia emigrante

Mi mamá llegó a Venezuela el 23 de noviembre de 1963, dejó atrás el pueblito montañoso de Galicia que la había visto nacer a ella, a su mamá y a su abuela. Tenía 18 años y había visto su pueblo, los alrededores de éste, y poco más. Aquí la esperaba un hermano mayor, el segundo hijo de mis abuelos, que se había venido 8 años antes, había mandado el dinero para pagar las deudas que tenían, y para terminar de arreglar la casa rural donde vivían. Luego se vino el tercero de los hijos, y años más tarde se vendría el menor.

Mi abuelo guardaba las cartas que le enviaban, tanto sus hijos como las hermanas de mi abuela, que se habían ido a Barcelona y a Buenos Aires. No hay más de 30 cartas en la maleta de madera que tenía para conservar las cosas importantes, esos tesoros que supongo que leía una y otra vez, que le traían noticias de sus hijos, porque no tenían teléfono en la casa y mucho menos Skype.

Mi mamá en Los Próceres (1963) pocos días después de llegar a Venezuela
Mi mamá regresó a su pueblo once años después, casada y con una niña de seis años, que era mi hermana. Su hermano mayor, quien había sufrido una parálisis de la mitad de su cuerpo cuando ella aún vivía allá, había fallecido. Cuando mi papá empezó la subida que conducía al pueblo, ella no sabía dónde estaba, había pasado tanto tiempo, que hasta la entrada al pueblo era distinta. Tardó once años en volver a abrazar a sus padres, tardó once años en volver a escuchar su voz.

Mis papás nos enseñaron a amar a Venezuela y a España sin distingo. No nos enseñaron el odio, ni el rencor que a ellos los había obligado a abandonar su casa y su vida para ir a un país que no sabían siquiera dónde quedaba. Nos enseñaron el agradecimiento a la tierra que los recibió, y a la que entregaron su vida y su trabajo. Nos enseñaron que la tierra donde se nace se ama en la distancia, porque esa tierra también es uno, y viceversa.

Para conocer en detalle la historia de mis padres, tuve que indagar muchas veces, porque siempre quisieron mostrarnos la parte bonita y positiva del cuento. De la parte bonita, recuerdo los cuentos de mi papá cuando iba al Hipódromo de El Paraíso, o a ver al Real Madrid jugar. De mi mamá me encanta su descripción del día que llegó y vio la Plaza Venezuela por primera vez, a mí no me alcanza el talento para transmitir la emoción de su relato, que siempre termina diciendo: “nunca he vuelto a verla tan bella como ese día”.

En casa nunca hubo espacio para el dolor o para el rencor, nunca se creyeron más valientes o heroicos que quienes se quedaron. Siempre hubo nostalgia por lo que quedó atrás, por la familia, por la casa que significaba amor, cariño, recuerdos, pertenencia. Como se dice en gallego siempre hubo mucha “morriña”, pero nunca hubo sitio para el odio, ni para el resentimiento. Nunca presencié una discusión entre los que se fueron y los que se quedaron, ni enfrentamientos de ningún tipo, afortunadamente todos tenían muy claro de quien había sido la culpa.

martes, 8 de abril de 2014

Sin ánimo de ofender

El derecho a protestar es claro y se defiende sobre todas las cosas. Lo que no me queda tan claro es para qué sirve cerrar una calle o una avenida durante semanas. No es ninguna novedad, todos nos hemos encontrado con una vía cerrada por una comunidad que protesta por falta de agua o por el asesinato de algún “camionetero” o “yisero”.


¿Cuál es la diferencia? ¿Por qué creo que los segundos son más astutos aunque son tildados constantemente de ignorantes y manipulados? Bueno, si usted protesta por la falta de agua y cierra la calle, su protesta es atendida cuando la alcaldía se presenta y envía unos camiones de agua. Si usted está protestando por la muerte de alguien, su recompensa posible será que detengan a las personas que lo mataron, y algún ente gubernamental haga alguna donación para el sepelio. En todos esos casos, la comunidad no se encierra a sí misma, y no dura días cerrando la calle, porque es una protesta que busca llamar la atención sobre hechos puntuales que buscan “soluciones” rápidas.


Quienes defienden la tranca de calles y avenidas en el Este y algunas de las principales ciudades del país, argumentan que no han tenido mayores resultados porque falta que se masifique la forma de protesta, y las zonas populares se unan a los denominados trancazos. Bueno, sería interesante que se pusieran un par de días en los zapatos de quienes viven en zonas marginadas para que entendieran la imposibilidad de lo que esperan.

La zona popular o la población rural no puede participar en este tipo de protestas, ni encontrará espacios allí porque vive otra realidad, y no por el miedo o la manipulación que le atribuyen cuando hablan de ellos como si estuvieran hablando de ratoncitos de laboratorio. La mayoría de las personas que vive en zonas populares, cobra semanal, y cuando recibe su salario deben pagar la deuda que tienen desde el miércoles o antes, deben usar aproximadamente la mitad de su salario en transporte, y luego han de comprar comida para los próximos tres o cuatro días. Cuando usted le pide que resista, debería entender, que hace mucho que está resistiendo; cuando usted añora que cierre su calle o se una a dos semanas de protesta, usted debería pensar que le está pidiendo prácticamente que no coma y no alimente a sus hijos durante ese tiempo.

Sé que la sangre de prócer independentista que corre por sus venas hará que no cambie su opinión acerca de las trancas, y lo hará seguir esperando la adhesión de las zonas populares a la protesta; eso sí, deje de llamar indiferente a quien no opina o no actúa como usted, sería un buen paso para no parecerse tanto a lo que crítica y combate.

viernes, 28 de febrero de 2014

¿Quién quiere ser periodista?

Durante mucho tiempo pensé que la mayoría de la gente quería ser médico, abogado, ingeniero, o cualquiera de esas carreras serias. Sin embargo, en las últimas semanas me quedo con la idea de que la mayoría de las personas querían ser periodistas, o por lo menos sospecho que creen que ser periodista es sencillo y lo puede ejercer cualquiera. Es cierto que cualquiera puede serlo, porque los periodistas no son seres especiales, ni elegidos –como algunos periodistas creen-. Aunque la verdad, es que los buenos periodistas son bastante pocos en relación a la cantidad de graduados, entre otras cosas porque los buenos periodistas son incómodos, casi para todos los sectores de cualquier realidad nacional.

Ahora bien, como yo creo en el periodismo ciudadano, y creo en los aportes que pueden hacer a través de la redes sociales, instrumentos tan democráticos en estos días, aquí van unos consejitos para que usted se aleje un poquito de ser un mal periodista. Lo primero que usted debe saber, querido aprendiz de periodista ciudadano es que no toda información que recibe es importante o noticiable. Usted debe hacer el ejercicio previo de analizar si la información cumple con los criterios de noticiabilidad. ¿Criterios de noticiabili… qué? Sí, Periodismo I, primera clase, no todo lo que a usted le importa, le importa a los demás; no todo lo que usted sabe, lo deben saber los demás. Así que evalúe:

- Actualidad o inmediatez: cuanto más reciente haya sido el suceso más noticiable.
- Magnitud: cuántas personas son afectadas por el hecho, como para comunicarlo.
- Proximidad: cómo afecta a nuestro público la noticia, claro para eso usted debe saber cuál es su público.
- Espectacularidad: esto se refiere a lo inusual, pero también a lo morboso, así que mosca con el amarillismo, recuerde que los muertos tienen familia, por ejemplo.
- Comprensión: análisis de lo que hay detrás de un hecho, relación de una situación con un problema mayor (aquí se empieza a complicar la cosa, lo sé).
- Periodicidad: se pueden hacer noticiosos sucesos pasados o lejanos, pero hay que tener elementos nuevos para que sean noticiables en el momento.
- Carácter de la fuente: a veces no es tan importante lo que se dice como quién lo dice, pero hay que verificar que lo dijo.
- Exclusividad: ser el primero en decirlo es importante, pero entienda que si la noticia está mal informada o carece de veracidad, la exclusividad no importará.
- Conflicto: lo que causa tensión siempre causa interés, pero usted que ha decidido emitir información debe tener responsabilidad y de ninguna manera ser causante de tensiones.

Ahora bien, ya que usted ha aprendido la carpintería, debe saber que el oficio del periodista se basa en la duda y en la anticipación. Si los periodistas fueran simples replicadores de información, las grabadoras y las cámaras de video serían periodistas, sin embargo, cuando un periodista –como usted aspira a ser- recibe una información debe anticipar las consecuencias de informar, verificar si es cierto lo que recibe, y sobre todo, pero sobre todo, debe preguntarse si publicando esa información está beneficiando a algún grupo de poder, sector, o personaje. Es decir, antes de difundir información, usted, periodista entusiasta, debe preguntarse si está siendo un tonto útil. Le juro que no la tengo agarrada con quienes tienen mi Facebook y Twitter plagado de imágenes de Egipto que supuestamente ocurren en Lara; o cadenas humanas que ocurrieron en Cataluña y adjudican a Táchira; o muertos con los sesos derramados sobre una acera. No, de hecho, los veo con mucha admiración por la tarea que quieren cumplir, a quien veo con mucha lástima es a los que en 5 años de universidad no aprendieron ni siquiera la receta que antes escribí.

sábado, 8 de febrero de 2014

La parábola del buen venezolano

La sala de juntas de una empresa de servicios más o menos importante se queda sin luz. Al parecer se ha fundido el bombillo de la lámpara, por lo que el gerente de mercadeo llama al encargado de mantenimiento para que lo arregle. A las dos horas, llega el encargado con el asistente y el electricista. Aún cuando el gerente de mercadeo asegura que es el bombillo lo que se quemó, el equipo de mantenimiento opina que el problema es la lámpara, que es mejor cambiarla, porque de lo contrario se seguirán dañando los bombillos, y así se aseguran de que el problema quede resuelto, porque esas lámparas han dado bastantes problemas, tienen un rollo eléctrico, lo mismo pasó en el piso 6 y al final hubo que cambiarla. El gerente de mercadeo no recuerda que la lámpara haya dado algún problema en los últimos tres años, pero bueno, ellos son los que saben, así que mejor que la cambien, porque el 15 hay una reunión con unos clientes importantes y la sala debe estar perfecta.

Al otro día, el asistente del encargado le dice que su primo tiene una lámpara de sala de juntas perfecta para el piso 8, el problema es que no tiene compañía para facturarla, entonces lo que podrían hacer es usar la compañía del cuñado del encargado para facturarla, en lugar de Bs. 3.000, la venden en Bs. 4.500, y se reparten entre el asistente, el encargado y el cuñado los Bs. 1.500. El encargado no duda en aceptar esta genial idea porque siempre hay que rebuscarse, por eso arregla todo el asunto, con órdenes de compra, facturas, y pagos inmediatos: un tipo correcto, pues.

Dos días después suben a instalar la lámpara, sacan la anterior, la que da problemas, y se presenta un verdadero problema, la conexión de la lámpara anterior ocupa más espacio del techo de lo que ocupa la nueva, hay que hacer un arreglo para que no se vean los huecos en el techo. Bueno, ni modo, dejan la lámpara encima de la mesa de juntas, y mañana enviarán al albañil a hacer las modificaciones necesarias. Al otro día, sube el albañil, y pasa todo el día acomodando la conexión de la nueva lámpara.

A la mañana siguiente, sube el equipo de mantenimiento a instalar la lámpara, pero se dan cuenta de que el albañil ensució la pintura del techo, y eso va a obligar a pintar, sin embargo, el electricista considera que de una vez que se va a pintar el techo, claro se aproveche y se pinten las paredes, y que se retome el plan de colocar una pantalla que está comprada hace dos años y no se ha instalado, y así salen de ese pendiente. Todos están de acuerdo, es una excelente oportunidad.

Al otro día, son convocados el pintor, el albañil y el electricista, sin embargo, no pueden trabajar todos a la vez, el pintor pasa los primeros días haciendo poco pero cobra igual, y entretiene a los demás con sus cuentos personales. El albañil que tiene esposa, novia y amiga, les pasa el teléfono a alguno cada cierto tiempo para que confirmen a alguna de las implicadas que efectivamente está trabajando.

Al cabo de una semana, la sala de juntas está lista, tiene una pantalla para presentaciones, nueva lámpara, fue pintada en su totalidad, se ha instalado una suerte de minibar empotrado que consiguió el hermano de la novia del pintor a excelente precio, y fueron tapizadas de nuevo todas las sillas.

Llega el día de la reunión, los clientes son recibidos en una sala previa mientras se acomoda el equipo, no habrá presentación en la nueva pantalla, porque es más bien una reunión para negociar un nuevo contrato. El gerente general sale a recibirlos, los dirige a la sala de juntas, abre la puerta, y enciende la luz, pero la luz no enciende. 

- ¿Alguien puede llamar al encargado de mantenimiento? Tranquilos, seguro es algo menor, habrá que cambiar el bombillo y seguimos con la reunión, rápidamente. Mil disculpas, pasemos a mi oficina mientras solucionamos el problemita.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Querido, abstencionista

Me dirijo a usted para contarle un cuento. En el año 1.993, Andrés Velásquez ganó las elecciones presidenciales con la Causa R, sin embargo, el poder fue entregado a Rafael Caldera, político de vieja data, en medio de un ambiente marcado por la decepción y la pérdida de confianza en los partidos tradicionales.

Durante meses o quizás años, Andrés Velásquez estuvo reclamando un reconteo de votos, y cazando votos en la basura, lo cual eran pruebas irrefutables del fraude cometido. Mientras Velásquez demostraba el fraude todos los días y a todas horas, los diputados del partido iban al Congreso, y hacían oposición diciendo cuando tenían derecho a palabra que el gobierno no era legítimo. Pese a todo ese panorama de defensa de principios, valores, moralidad y demás hierbas Caldera terminó su mandato, y Andrés Velásquez no fue ni siquiera candidato en las elecciones de 1.998. De hecho, la Causa R coqueteó con la idea de apoyar a Irene Sáez y terminó lanzando a Alfredo Ramos; un ala del partido se dividió dando paso al PPT, para apoyar a Hugo Chávez. 

Le tengo otro cuento, en el año 1.974 comenzó el primer período presidencial de Carlos Andrés Pérez. Corrió un rumor acerca de la nacionalidad de Pérez, asegurando que era colombiano, que no había nacido en Rubio, que sí había nacido, que su papá esto, que su mamá aquello. La oposición del momento se enfrascó en una batalla por demostrar o pelear la nacionalidad de CAP, que no llegó a ningún lado, y le permitió terminar sin problemas su presidencia, e incluso postularse más adelante. Hay quien asegura que estos rumores los regó su mismo partido para distraer a la oposición y tomar medidas que hubieran tenido rechazo.


Con este par de anécdotas, quiero hacerte ver que en política dos más dos, no siempre son cuatro, y no por la suciedad o putrefacción de la política, sino porque los resultados de las acciones dependen del interés de la gente, dependen de la opinión pública y su realidad, del apoyo popular, y si algo ha quedado claro en estos años es que la nacionalidad, los valores democráticos o la integridad no están en la agenda. Las personas que no tienen agua potable, en palabras de Nicolás Maduro, alcanzan el 40% del país, por lo tanto les importa un pito el Esequibo y los problemas limítrofes, no tienen tiempo de entender como el control cambiario afecta su adquisición de bienes, y mucho menos la forma en que la destrucción del aparato productivo ha dado como resultado que no haya leche en el supermercado. Hay que aceptar que hay un porcentaje alto del país que está menos mal cuando les dan una bolsa de comida, así sea de pésima calidad, o hasta vencida.

Sin embargo, como hay dos países, hay dos realidades, las ciudades son una oportunidad para la oposición porque en su mayoría están formadas por personas que tienen una aspiración distinta en cuanto a su calidad de vida. Claro, no son tan fáciles de convencer, porque hay gente pensante, íntegra e inteligente como usted que sabe que el CNE no es confiable, que permite los abusos, y que en ciertos lugares el partido de gobierno chantajea a los beneficiados por la administración para obtener sus votos. Entonces, como usted está claro y no se presta a esta burla no vota, porque usted sueña con el 350, con Egipto, con Arabia Saudita, con Mandela, etc. Le contesto a esto lo siguiente: usted no sabe cómo se aplica el artículo 350 de la Constitución, y desconoce el 349 y el 351 y todos los demás, así que no invente ni repita tonterías; en Egipto acaban de apresar y levantar expedientes penitenciarios a un grupo mínimo de mujeres que defendían la administración de Mursi; en Arabia Saudita no le permiten manejar a las mujeres; Mandela estuvo 27 años preso por conductas terroristas, y después de salir tomó el camino democrático, luego de unas negociaciones de paz en las que murieron personas de lado y lado, no al otro día de salir de la cárcel.

Ahora bien, si usted no cree en la construcción de mayorías, en las rectificaciones y el disenso, entonces usted está mucho más cerca de la otra acera de lo que piensa, porque a usted le haría bien recordar que al salir de la cárcel Chávez promovió la abstención, hasta que se dio cuenta de una lapidaria realidad: no votando no se logra nada, por el contrario, votando y haciendo algo es más probable algún resultado. Convencer a los que piensan distinto es difícil, pero convencer a los que piensan igual es el doble del trabajo.

Para finalizar, le confieso que yo entiendo sus motivos para no votar, yo sé que no han sido años fáciles, que la tensión política es agobiante en algunos casos, que buscar papel higiénico, harina y leche en una suerte de rally y ejercer la ciudadanía pueden ser incompatibles. Eso sí, le ruego que la próxima vez que ninguna alternativa lo convenza, que esté decepcionad@ de los políticos, o que no tenga luz durante horas, por lo menos, tome la decisión de votar en blanco, porque es un derecho ciudadano, y lo ubica a usted mucho más cerca de la democracia y no lo pinta como un indiferente que se fue para la playa, y se está justificando. Yo sé que usted no es un indiferente, su muro de Facebook y su TL de Twitter me lo dicen todos los días. LOL

domingo, 2 de septiembre de 2012

¿Participación para todos? Gracias, pero no, gracias


Estamos en la era de la información, de los “opinólogos”, de las redes, y esto trae como consecuencia un vértigo de personas con blogs de temas específicos, o de cualquier cosa, como éste. Producto de que tenemos a acceso a cualquier tipo de información, aunque solo seamos capaces de procesar la misma cantidad que procesábamos antes, queremos participar más en las decisiones que tienen que ver con nuestra vida, y en momentos de crisis más todavía.

En principio, estoy de acuerdo en que la gente se involucre y tenga criterio a la hora de filtrar las decisiones que tienen que ver con su vida, en lo que no estoy totalmente de acuerdo es en que todos debamos participar, al menos no sin responsabilidad.

Por ejemplo, en España hay un montón de gente que ganaba mil euros y pidió crédito para el carro, para un apartamento sobrevaluado, para un chalet, y para irse de vacaciones, teniendo dos niños que mantener. Entonces, resulta que ahora quieren crucificar a los bancos y a los políticos –con razón- pero no quieren asumir que ellos también se equivocaron y que era demasiado bueno para ser verdad. Por eso, yo no quisiera que ese tipo de personas tomen decisiones que repercutan en mi vida.

Si cambiamos de latitud, nos encontramos el caso venezolano, que consiste en mujeres que tienen cinco o seis hijos que no pueden mantener, uno de cada papá, que como buen irresponsable las abandona y va dejando una mujer embarazada en cada relación que tiene. Pues en estos casos, yo no creo que haya ninguna sabiduría popular escondida en estos padres y madres que viven sobreviviendo por malas decisiones tomadas, y por eso tampoco quiero que participen en nada que tenga que ver conmigo.

Podemos salir de los países subdesarrollados o casi, y darle un vistazo a los Estados Unidos, donde un montón de patriotas, militares y familiares de éstos, apoyaron una guerra basada en una mentira que los dejó arruinados, y terminaron eligiendo un presidente negro porque como era distinto iba a tener una varita mágica para solucionar todo el desastre rapidito. Entonces, esas personas que ven beneficios y creen que hay derecho a hacer la guerra, y que cuando las cosas salen mal acuden al mercadeo y al maquillaje, tampoco me gustaría que dirigieran mi vida.

Finalmente, creo que no importa el país, ni la raza, ni el idioma, porque la realidad es que no todos sabemos de todo, no todos tenemos criterio para evaluar todo, y que la sabiduría popular está sobrestimada, prueba de ello es que las mayorías se equivocan –que lo diga Alemania- y que los políticos deben hacer su trabajo y los ciudadanos deben ser responsables para asumir cuando se han equivocado. Participar no es hacer juicios en plaza pública para cortar cabezas cuando ya los daños son irremediables, participar debería ser pedir que la justicia funcione y que cuando se atenta contra la sociedad se tenga un castigo. Mientras solo se participe cuando nos perjudican a nosotros directamente, y no seamos capaces de reclamar cuando se atenta contra el vecino, porque no es nuestro problema, seguiremos teniendo lo que tenemos, y muchos saldrán beneficiados.

Sé que esta idea no es popular, que no se ganan elecciones diciendo la verdad, que es mejor masajear el ego de los votantes y decirles lo inteligentes que son cuando votan por nosotros, y lo terrible del engaño en el que han caído cuando votan por el adversario (aunque claro no es nunca culpa de los votantes). También sé que este blog no tiene trascendencia alguna, y menos mal, qué bueno que sea así, por si algún día me da por lanzarme a un cargo de elección popular.

martes, 21 de agosto de 2012

Yo le daría la plata a Maldonado


Ha pasado un tiempo desde que parte de Venezuela se alegró, y parte de ella se encolerizó, y otra parte se molestó porque quienes se alegraban antes hablaban mal, y los que hablaban mal y se alegraron defendieron su derecho a alegrarse, y bueno, escuchamos el himno de Venezuela en el pódium de la F1 porque Maldonado, contra todo pronóstico, ganó una carrera.

Al otro día, salieron “opinólogos” profesionales por todos lados aprobando o reprochando que se le diera a la Williams una cantidad de millones de dólares de patrocinio por parte de PDVSA. La cantidad no me quedó clara, unos hablaban de 30 millones, otros de 60 millones de dólares, pero como nuestro tan querido periodismo venezolano no necesita datos sino intenciones, entonces el monto pasó a ser lo de menos.

En un conocido programa nocturno, un periodista muy respetable que lee portadas de periódicos, esgrimía un argumento interesante sobre el debate que debía darse en torno a lo conveniente o no, de dar este apoyo a Maldonado, mientras en Venezuela había pobres y personas de escasos recursos. Fue música para mis oídos, escuchar de personas que, supuestamente, no son socialistas, uno de los argumentos más socialistoides y que más se ha usado para estatizar repúblicas enteras y dejar en bancarrota a sociedades durante décadas. Esta persona, que se opone a las ideas del Presidente Chávez, discrepa de dar un patrocinio por parte de PDVSA porque en Venezuela hay pobres, lo cual no es muy distinto a quitarle una casa a quien tiene dos, porque hay quien no tiene ninguna; o expropiar una finca porque hay campesinos sin tierra. No es que sea exacto pero tiene el mismo tono el argumento.

Entonces, como yo no soy socialista, y creo firmemente en que “lo que nada nos cuesta, hagámoslo fiesta”, creo que el patrocinio está perfectamente otorgado, porque PDVSA es una empresa, no un fondo macroeconómico de Venezuela, y como compañía ha facturado más de $9.000.000.000, según dicen, en diez años, por lo que 30 ó 60 ó 100 millones en mercadeo no representan una barbaridad. Por otra parte, creo que cada individuo es responsable de sí mismo, así que a los pobres se les deben garantizar las oportunidades para que salgan de la pobreza trabajando, no mendigando. Finalmente, el debate debería girar en torno a qué queremos de PDVSA en el futuro, ¿Queremos que sea una empresa como tal, o queremos que siga siendo la caja chica del país? ¿Habrá protestas en Malasia porque Schumacher tenga el nombre de Petronas en su uniforme? ¿En México harían un escándalo si se apoya a Checo Pérez? ¿Si un grupo de venezolanos decide no trabajar y ser pobre, los demás no podemos irnos de vacaciones a Europa mientras la situación de ellos no cambie? Cuidado con las trampas ideológicas, sobre todo cuando no se está claro en la ideología propia. Definitivamente, catorce años de discurso han dado su fruto.