lunes, 7 de marzo de 2016

El "resultadismo" crónico

Hace unas semanas que leí sobre la salida Pastor Maldonado de la Fórmula 1, al parecer por falta de financiamiento de PDVSA. Como era de esperar las redes sociales se convirtieron en una explosión de alegría, porque ya la empresa petrolera no seguiría financiando su carrera. Argumentos como “ya no financiaremos más a Pastor para que choque mientras en los hospitales se mueren los enfermos por falta de medicinas” iban y venían.

Con ese poderoso argumento en mente me pregunté si el Sistema Nacional de Orquestas y Dudamel también verían recortado su financiamiento, porque no sé ustedes pero yo no sé cuánto dinero público reciben, ni cómo lo emplean. Yo, por ejemplo, jamás he visto una entrega de memoria y cuenta de dicha institución, partiendo que la Fundación Nacional Simón Bolívar pertenece al Despacho de la Presidencia de la República.

Ya sé que habrá quien me diga que no hay comparación entre Pastor Maldonado y Dudamel, y que con el Sistema se saca a muchachitos de la pobreza y se les dan valores, y pertenencia a un equipo, etc. Sé que me lo dirán porque ya me lo han dicho, y me han puesto cara de asombro por comparar a ambos personajes. Ahora bien, no me podrán negar que en ambos casos hay dinero público, usado a discreción para causas que no corresponden al beneficio de todos los venezolanos.

Dudamel

Pastor Maldonado

Entonces, ¿por qué se hacen juicios distintos? La respuesta es fácil: el resultado. En el automovilismo no hay subjetividad, o ganas o pierdes, o chocas o terminas la carrera, no hay mucho más que evaluar. En cambio, en la música clásica hay subjetividad y hay gente que sabe que dice que el muchacho sirve, y eso a nosotros nos encanta; si lo dice alguien afuera nosotros repetimos que Dudamel es el mejor director del mundo, aunque no sepamos la diferencia entre un clarinete y un violín, ni tengamos idea de qué hace el tipo con esa varita en la mano.

Y no es cuestión de verlo todo mal, y de atacar a todo el que intenta algo, es un asunto de cuestionar la forma en que se usa el dinero, y a qué se destina. Porque la gente por temor a que la llamen ignorante no va a decir que hay que recortar los recursos al Sistema para mejorar los servicios de agua y luz eléctrica, que son caóticos. Sin embargo, por esa discrecionalidad con que se gasta y entregan recursos, es que se destinaron más de 200 mil millones de dólares a empresas inexistentes e importaciones ficticias. El gobierno no debe tener en su mano la decisión absoluta de en qué usa el dinero público, eso debe estar establecido, controlado, y debe ser vigilado, incluso en obras tan bellas y, aparentemente, eficaces como el Sistema Nacional de Orquestas; y en caso, de que sean financiadas por el Estado, deben ser sometidos a control y entrega de cuentas como cualquier ente estatal.

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