sábado, 14 de mayo de 2016

La nacionalidad de Maduro

La situación venezolana y el torbellino político que hemos vivido los últimos años han sacado lo más negativo y cortoplacista de nuestra esencia. Quienes creían que Chávez era lo peor que nos podía pasar, han descubierto que no era cierto, que lo peor era que bajaran los precios del petróleo y nos quedáramos sin dinero con una gigantesca deuda, sin importar quien fuera presidente.

Si durante los años de gobierno chavista alguna gente tuvo la idea de que había que salir de aquello “como fuera”, con Maduro la idea se ha profundizado tanto como la escasez y la inseguridad del país. En este sentido, una parte de la oposición insiste en que Maduro no es venezolano, y lleva unos cuantos años pidiendo la partida de nacimiento del Presidente, con la idea de que así demostrarán que nació en Colombia y que su gobierno es ilegal.

Esta idea había ido perdiendo fuerza hasta que la oposición política tomó el poder de la Asamblea Nacional después de ganar las elecciones del pasado 6 de diciembre, con un margen que no imaginaban ni los que llevan una década asegurando que la oposición es mayoría. Las redes sociales difunden la idea de ciertos personajes, según la cual el fin del gobierno de Maduro es “pan comido”, solo basta pedir su partida de nacimiento y de forma inmediata el primer mandatario se presentará en la Asamblea Nacional con el documento en la mano asumiendo que no nació en el país, o en caso de haber nacido en Venezuela, reconocerá que no renunció a la nacionalidad colombiana que le corresponde por parte de madre, y que llegó al poder de forma ilegal según nuestra Constitución, la cual no permite que el Presidente tenga dos nacionalidades.



Así como lo leen, hay gente que cree que un gobierno que ha usado de brazo ejecutor al poder judicial para anular y revertir toda ley o investigación planteada por la Asamblea Nacional, se rendirá a sus designios en el tema partida de nacimiento.

En lo personal, me parecería muy triste el hecho de que Maduro abandone la presidencia por algo tan cosmético como su nacionalidad, o su posible doble nacionalidad. ¿Por qué? Pues, porque Nicolás Maduro es un Presidente sin preparación para su cargo, que ha cometido delitos contra los derechos humanos, ha sumido el país en una crisis económica sin precedentes, ha cerrado medios de comunicación a través de la compra de los mismos por testaferros, ha priorizado el pago de deuda externa antes que la compra de medicinas o el pago a los laboratorios, etc. Por eso, y un largo etcétera, es que me parece de lo más penoso que su salida del gobierno sea por una formalidad, y no por la lista antes mencionada.

Creo que una persona que ha usado todo el poder del que dispone para mantenerse en el poder, no tendrá reparos en mostrar una partida de nacimiento falsa en el momento que lo necesite. Además, si existe una partida de nacimiento en Colombia que certifique que Maduro nació en el vecino país, ya no creo que exista rastro puesto que Santos depende tanto de las conversaciones sobre el proceso de paz que se están llevando a cabo en la Habana que las posibilidades de que se haga pública son mínimas.

Por otra parte, sospecho que a futuro este argumento se puede volver en contra de nuestra realidad como país. Entiendo perfectamente que el cumplimiento de la ley es importante, y que lo legal debe tener un papel importante, pero la viabilidad de una opción debe ser analizada con la cabeza y no con “la tapa de barriga”, como diría el difunto profesor Osuna del Iesa. A día de hoy, hay una enorme cantidad de venezolanos que dejaron el país en busca de un futuro distinto, que han formado familias con otros venezolanos, pero también con gente de otros países.

En un futuro, espero que no muy lejano, muchos de ellos regresarán y conformarán una nueva Venezuela, aún más mestiza y variada que la que hasta ahora conocemos. La diáspora venezolana no se dio por diversión, no se fueron porque quisieron, se fueron en muchos casos casi obligados y perseguidos laboralmente. Entonces, cuando regresen con sus hijos nacidos en Ecuador, en Italia, en Australia, qué les vamos a decir, qué sus hijos no son venezolanos. Cómo los vamos a recibir, con una cosecha del odio racial sembrado hasta el momento. Esos hijos de venezolanos nacidos afuera por un error histórico que se llama chavismo -error que nos buscamos nosotros mismos por nuestro afán de demoler y arrancar de cero cada cinco minutos- ¿no van a ser venezolanos por nacimiento? ¿No podrán aspirar a la presidencia?


Debemos pensar un poco más allá a la hora de emitir este tipo de juicios, porque el futuro está a la vuelta de la esquina, y el país que nos espera es distinto para bien y/o para mal. El final de esta era determinará de manera positiva o negativa el comienzo de la siguiente.


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