lunes, 31 de agosto de 2015

1000 veces buenas noches

Rebecca es una fotógrafa de zonas en conflicto o en guerra interpretada magistralmente por Juliette Binoche. Esta película de 2013, que llega tarde a nuestras salas de cine, plantea el conflicto de la corresponsal cuando es herida de gravedad y su esposo y familia demandan que se quede en casa y no vuelva a correr riesgos.

La protagonista acepta lo que su familia le pide, y trata de vivir una vida hogareña, disfrutando de las bondades de llevar a las hijas al colegio, y de un marido amoroso que es biólogo marino. El problema es que su verdadera pasión está más allá de las fronteras de ese pequeño pueblito, y su corazón lo sabe.

La película cuenta con una dirección de fotografía sublime, el personaje no merecía menos. Las transiciones visuales y sonoras, sobre todo en la primera parte de la película tienen un acierto y una simbología muy cuidada. La última parte de la película cae un poco en ritmo y fluye con menos levedad que la primera, sin embargo es una película con un guión y un planteamiento interesante.


Mención aparte merece Jueliette Binoche que asimila el personaje a la perfección, y le da sentido y humanidad en todo momento. Es una actuación valiente, pero no desde la valentía de Hollywood, esa en la que se disfrazan los actores y aceptan verse feos; esta es la valentía de los actores que no temen desnudar su alma ante la cámara, y escudriñar a fondo en el personaje hasta verle el hueso, para que nosotros también lo veamos.

Es una película recomendable, que plantea la diatriba entre el deber y la pasión, entre las varias versiones de lo correcto, entre los caminos y detonantes de la búsqueda de la felicidad.




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