Las grandes revoluciones de la humanidad, por lo general, no se autodenominaron revoluciones. Entre otras cosas, porque en su mayoría dependen de un proceso que genera un quiebre, y no como insisten algunos en un quiebre que deriva en un proceso. Por ejemplo, no recuerdo a Steve Jobs decir: "Hola, soy un puto genio, y soy un revolucionario"; o decir cosas como: "Hola, a continuación les voy a mostrar este aparatico que va a cambiar el mundo". No, salía y mostraba algo nuevo, y no hacía falta que te dijera que todo cambiaba a partir de ese momento, porque simplemente cambiaba, porque es inevitable.
Una de las próximas grandes revoluciones serán las impresoras 3D, un día aparecerán, se masificarán en los hogares, y alguna gente se quedará preguntando de dónde ha salido esto, cuándo lo hicieron. Lo cierto es que hace años que mucha gente trabaja y le apuesta a esta nueva manera de hacer las cosas. Tan grande es la apuesta que algunos aspiran reducir la necesidad de órganos para trasplantes con órganos producidos e impresos por estas curiosas máquinas. Los órganos impresos ya existen y funcionan, las pruebas en humanos comenzarán en 2015, o sea, ya.
El paso previo a este milagro es la decodificación del mapa genético humano, sin duda alguna, esa siempre será la primera piedra sobre la que se construirá gran parte del futuro que ya casi alcanzamos y que nos dejará con la boca abierta. En unos años la industria farmacéutica no será ni remotamente parecida a lo que hoy conocemos, tomará direcciones distintas en vista de que algunas enfermedades que hoy no tienen cura la tendrán.
Ahora bien, las revoluciones para serlo, no pueden abarcar solo el área científica, tienen que tener un alcance mucho más general, como Internet, que va desde el sector militar hasta la pornografía sin ningún problema (sí sé que a veces ambos se parecen mucho). Lo cierto, es que la industria textil se verá sumamente atravesada por el fenómeno de las impresoras 3D, cada día menos usted irá a comprar ropa a una súper tienda donde todo el mundo compra lo mismo, usted escogerá qué tela quiere, de qué color, cuál largo de manga, con cuello o sin cuello, y con un clic y el pago desde su smartphone, probablemente, su impresora 3D confeccionará la camisa que usted quiere como la quiere. Ya se da cuenta para qué servirán las fábricas y talleres del mundo que hoy ayudan a quitar el hambre a miles de millones.
Otra arista muy importante de esta situación, gira en torno al armamento y uso de armas, aquellos que creen que todo se soluciona prohibiendo, y que tienen la ilusión de poderlo controlar todo, hay malas noticias: las impresoras 3D podrán imprimir armas, y difícilmente esto será fiscalizable.
Entonces, si hoy los que solo se encargan de sacar materias primas para que otros las transformen son pobres, qué será de ellos en ese momento, bueno, ellos se resistirán, patalearán, dirán que es injusto, pero al igual que el cartero perdió su importancia en la sociedad actual, estas personas tendrán que ceder ante lo inevitable y adaptarse a los nuevos tiempos. Porque aunque los taxistas españoles, por ejemplo, no quieran, y critiquen Uber, la gente lo usará, y ellos se darán cuenta de que lo más rentable para ellos será unirse al que hoy consideran enemigo. La peor parte se la llevarán los Estados, esos señores tan acostumbrados a dar permisos, a decir si puedes hacer esto o lo otro, esos cada vez quedarán más en evidencia, y perderán poder ante la información y la conectividad entre las personas, como dice Moisés Naim, estamos a un paso del fin del poder como lo conocemos, y eso no solo es una gran noticia, quizás esa sea una de las más grandes revoluciones que podamos vivir.
Muy buen articulo :)
ResponderEliminarGracias, Angel! Bienvenido
ResponderEliminarNos encontramos en una sociedad occidental donde a la mayoria de los hoy y futuros adults se nos a educado a no aceptar un " no " como respuesta al capricho de turno. Se malinterpreta avance tecnologico con justicia y legalidad para ajustarlas a lo que nos conviene y nos hace felices sin importar las repercusiones a terceros. Una sociedad pseudo-anarquica dictada por las multinacionales de la informacion que nos dan una sensacion de libertad con el nuevo mobil o el gadget de turno. Propongo que se suspendan eleecciones y se omitan leyes y la sociedad se rija a golpe del cuatrero del que la tenga mas grande o disponga de mas herzios.
ResponderEliminarPues se respeta la opinión Matrix, y por eso aunque en desacuerdo, se publica este comentario. Para mí el mundo es infinitamente mejor hoy que hace cien años, y el tema de atacar a la cultural occidental se me hace un lugar común y un desconocimiento de la oriental. Por último, en este blog jamás se apoya la suspensión de elecciones o cualquier forma democrática.
EliminarSaludos y muchas gracias por opinar
pobretico mío fullde95, la industria farmacéutica no está interesada en curar nada, si no en cronificar la enfermedad. partiendo de que Vd. aún se cree que vive en un mundo de hadas, normal que piense que cualquier avance tecnológico supondrá mejor calidad de vida. créame que hace 100 años se vivía muchísimo mejor que hoy o que dentro de 100 años, y no se equivoque Vd. es culpa exclusivamente del progreso. La deshumanización del hombre (y la mujer) viene por injerencia exclusiva de la tecnología. Le recomiendo un libro, ligero pero indispensable del sr. Agustín López Tobajas "Manifiesto contra el progreso", son 9 euros, incluso puede leerlo en Kindle si lo prefiere, y quizá, le haga ver las cosas de modo diferente. Mientras tanto, desenchufe el Wi-fi y apague el móvil.
ResponderEliminarSe aceptan todas las opiniones, pero la guerra fría terminó por si no se había enterado. Hay datos claros de que hace 100 años ni de broma se vivía mejor que ahora, pero lo que es cierto es que ser infeliz es una decisión personal
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