Nota: este blog no es de actualidad, así que se escribe de
Breaking Bad cuando todos hablan de Game of Thrones; este post es apto para
quienes no hayan visto la serie.
Walter White era un buen tipo,
con la vida normal y aburrida de cualquier persona de clase media
norteamericana. Tenía el talento para ser más, para llegar más lejos, pero la
suerte no lo acompañó. Sí, la suerte, ese elemento que es parte de la ecuación del
éxito, aunque en nuestros polarizados análisis occidentales sea sobrevalorado o
desestimado casi en igual proporción. En fin, Walter era un tipo bueno, con
mala suerte. Sin embargo, a medida que transcurre la serie vemos al personaje
degenerarse, menguar sus valores, se degrada a extremos inimaginables.
Jesse y Walter |
¿Por qué? Si Walter era tan
bueno, tan responsable, tan endeudado como cualquier otro. Hay varias aristas
que juegan en esta partida que se sabe está perdida. Al principio, el detonante
es un cáncer de pulmón que lo enfrenta al escenario de dejar su familia sin
dinero, y sin futuro; esta situación le hace contemplar la posibilidad de no
ser tan bueno, ni tan legal, ni tan moral, y usar su talento cocinando
metanfetaminas, pero no cualquiera, la mejor metanfetamina del mercado, la más
pura, la más codiciada.
Entonces, podemos sospechar que el
protagonista de Breaking Bad había sido tan modoso y moral hasta el momento
porque no había tenido oportunidad de no serlo, porque no había estado en una
situación que se lo permitiera, pero sobre todo porque el cáncer era la
coartada perfecta para no asumir las consecuencias que sus actos podían tener. La
muerte significa no castigo, no consecuencia. Por eso, cada vez que alguien
predica su supuesta moralidad y ética, solo puedo pensar que si es cierto lo
que dice, lo más probable es que nunca haya estado en una situación límite.
Ahora bien, tampoco es cierto que
la gente no sea capaz de mantenerse firme en sus valores y principios aún
cuando no tenga consecuencias inmediatas, sí es posible, eso se llama
integridad, eso es hacer lo correcto aunque nadie te esté viendo, aunque nadie
lo descubra, lo que pasa es que eso no suele estar ligado a los caminos rápidos
ni a los plazos cortos, que era lo que Walter necesitaba: inmediatez. La
cercanía de la muerte puso el reloj a caminar hacia atrás. Por otra parte, si
llevamos el caso a nuestras latitudes, uno de los mayores problemas de nuestra
sociedad es que ser íntegro se traduce como ser pendejo, y claro en el
reforzamiento social empieza o termina todo, según como se mire.
De vuelta a Breaking Bad, a
medida que transcurre la serie, se van respondiendo unas preguntas, y comienzan
a surgir otras. Si Walter ya consiguió lo que quería, tiene más dinero del que
quería, ¿por qué sigue? Si se va a morir, él ya no necesita más, no lo va a
poder disfrutar. La respuesta es más sencilla que la pregunta: ego. La verdad
es que es endemoniadamente bueno en lo que hace, por primera vez es el mejor en
algo, y se lo reconocen, y en medio de un ambiente sórdido, criminal y sin
reglas encuentra el sentido a su vida, encuentra al verdadero Walter White, o
por lo menos encuentra su yo de ese momento, porque cada situación delimita un
personaje, y claramente al final de su vida Walter es más Heisenberg que White.
Así que cuando en una entrevista
de trabajo le pregunten cómo se ve en cinco o diez años, dígale que sin saber
en qué situación se encontrará usted no puede saber con claridad cómo se
comportará. Contrario a todo lo que le han dicho hasta ahora, no esté tan
seguro de sí mismo, porque algún día puede abrir los ojos usted en medio del
fango y ver que se parece mucho a Walter.
Gran análisis :)
ResponderEliminarGracias, Luis! Bienvenido a este lugarcito
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