Llegamos a las 5:30 am a Maiquetía, si un día nuestro
maravilloso aeropuerto internacional tuviera un eslogan debería ser:
“Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, ¡@#$%%&%/&/&(/”; porque
Maiquetía te depara cualquier cantidad de situaciones -la mayoría negativas- lo
bueno es que así cualquiera que sea tu destino te parece fabuloso.
Luego de pasar las preguntas de rigor de la Guardia Nacional,
quienes parecen siempre estar molestos y saber que has hecho algo malo sin que
uno mismo lo sepa, logramos facturar el equipaje.
Pasamos el torniquete donde se lee el código de barras del
boarding pass, y empezó el calvario. Fuera zapatos, correas, relojes, pase la
cartera. Ponerse los zapatos, las correas, los relojes y agarrar la cartera.
Hicimos la cola siguiente para mostrar los pasajes y pasar el control.
Si usted ya ha pasado por esta experiencia, añada viajar con
dos menores que no son sus hijos, si no sus primos. Poder notariado. Aquí está.
Pasaportes. Aquí están. Partidas de nacimiento. ¿Qué? En la LOPNA y en la
notaria me dijeron que no hacían falta. Pues, sí, es necesario, así que
muéstremelas o no se van. Pero los papás están afuera. No sirve, dígales que le
traigan las partidas de nacimiento, y las fotocopias de las cédulas de los dos
ampliadas y en la misma hoja. Pero el vuelo sale en 40 minutos es imposible que
suban a Caracas y vuelvan a tiempo. Bueno la opción que te puedo dar es que
alguien lo mande a este correo y si llega a tiempo, asunto resuelto.
Llamada a mi tío para explicarle que buscara a alguien que lo
mandara al correo, llamada de mi tío diciendo que cuando alguien llegara a la
oficina y la abriera podía mandar las partidas de nacimiento, llamada a mi tío
para que fueran sacando las fotocopias en el aeropuerto, llamada de mi tío
diciendo que estaba en la puerta con las fotocopias que saliera a buscarlas,
llamada a la persona de la oficina para saber por donde iba, estaba entrando a
la oficina, llamada desde la oficina para decir que lo estaba mandando, llamada
de mi tío para decir que ya estaban mandando el correo. Faltan 20 minutos para
embarcar. Corro hacia el funcionario, le doy las fotocopias de las cédulas, y
le digo que ya enviaron el correo. Me dice que va a confirmar e imprimir la
información. Faltan 15 minutos.
Seguimos sentados en una de las mesas dispuestas para que te
vuelvas a vestir después de pasar por los controles. Pasan 10 minutos, quedan
5, aparece el funcionario. Nos pasa por una taquilla sin hacer cola. No hemos
desayunado, faltan 5 minutos, pedimos unos cachitos y unos jugos, nos los
comemos de dos mordiscos porque estamos frente a la puerta de embarque y vemos
que la cola se hace cada vez más pequeña, corremos, mostramos nuestros boarding
pass y logramos pasar para encontrarnos otra cola adentro en la que revisan si
llevas algo encima o en el equipaje de mano. Pasamos el control de los
guardias, entramos al avión, nos sentamos y finalmente despegamos.
¡Gracias Maiquetía! ¡Gracias gente de la LOPNA! ¡Gracias
trabajadores honorables de la notaría! Su desorganización e ineptitud harán que
nuestro viaje sea fantástico porque no podía empezar peor.
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