Ha pasado un tiempo desde que parte de Venezuela se alegró, y parte de ella se encolerizó, y otra parte se molestó porque quienes se alegraban antes hablaban mal, y los que hablaban mal y se alegraron defendieron su derecho a alegrarse, y bueno, escuchamos el himno de Venezuela en el pódium de la F1 porque Maldonado, contra todo pronóstico, ganó una carrera.
Al otro día, salieron “opinólogos” profesionales por todos lados aprobando o reprochando que se le diera a la Williams una cantidad de millones de dólares de patrocinio por parte de PDVSA. La cantidad no me quedó clara, unos hablaban de 30 millones, otros de 60 millones de dólares, pero como nuestro tan querido periodismo venezolano no necesita datos sino intenciones, entonces el monto pasó a ser lo de menos.
En un conocido programa nocturno, un periodista muy respetable que lee portadas de periódicos, esgrimía un argumento interesante sobre el debate que debía darse en torno a lo conveniente o no, de dar este apoyo a Maldonado, mientras en Venezuela había pobres y personas de escasos recursos. Fue música para mis oídos, escuchar de personas que, supuestamente, no son socialistas, uno de los argumentos más socialistoides y que más se ha usado para estatizar repúblicas enteras y dejar en bancarrota a sociedades durante décadas. Esta persona, que se opone a las ideas del Presidente Chávez, discrepa de dar un patrocinio por parte de PDVSA porque en Venezuela hay pobres, lo cual no es muy distinto a quitarle una casa a quien tiene dos, porque hay quien no tiene ninguna; o expropiar una finca porque hay campesinos sin tierra. No es que sea exacto pero tiene el mismo tono el argumento.
Entonces, como yo no soy socialista, y creo firmemente en que “lo que nada nos cuesta, hagámoslo fiesta”, creo que el patrocinio está perfectamente otorgado, porque PDVSA es una empresa, no un fondo macroeconómico de Venezuela, y como compañía ha facturado más de $9.000.000.000, según dicen, en diez años, por lo que 30 ó 60 ó 100 millones en mercadeo no representan una barbaridad. Por otra parte, creo que cada individuo es responsable de sí mismo, así que a los pobres se les deben garantizar las oportunidades para que salgan de la pobreza trabajando, no mendigando. Finalmente, el debate debería girar en torno a qué queremos de PDVSA en el futuro, ¿Queremos que sea una empresa como tal, o queremos que siga siendo la caja chica del país? ¿Habrá protestas en Malasia porque Schumacher tenga el nombre de Petronas en su uniforme? ¿En México harían un escándalo si se apoya a Checo Pérez? ¿Si un grupo de venezolanos decide no trabajar y ser pobre, los demás no podemos irnos de vacaciones a Europa mientras la situación de ellos no cambie? Cuidado con las trampas ideológicas, sobre todo cuando no se está claro en la ideología propia. Definitivamente, catorce años de discurso han dado su fruto.
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