Llegamos a la Colonia Tovar el pasado viernes bajo una
lluvia torrencial, que no nos permitía ver la posada a diez metros de
distancia. Una vez en la habitación de la posada, donde permanecíamos sin poder
hacer nada por la lluvia, se fue la luz. No nos sorprendió. Volvió la luz casi
media hora después, eso sí nos sorprendió, esperábamos que tardara más.
Como la lluvia no lo había permitido, bajamos bastante tarde
a cocinar una parrilla. Según las reglas de la posada no se podía estar en el
área de la parrillera después de las diez, por eso con un alto sentido del
servicio al cliente nos cortaron la luz del área después de la hora indicada.
No importó que la lluvia hubiera
retrasado la llegada del grupo, que algunos casi no hubieran podido llegar;
aquí la luz se apaga y los detalles son su problema. De nuevo, no nos
sorprendió.
A la mañana siguiente, cuando nos disponíamos a desayunar y
arreglarnos para ir al OktoberFest, descubrimos que no había agua. Cuando le
preguntamos al personal nos informaron que se había roto una tubería, pero que
ya habían solventado el problema, que lo único era esperar que se llenara el
tanque. Durante el fin de semana no hubo agua caliente en nuestra cabaña. Por supuesto, no nos sorprendió.
Foto tomada de @OktoberfestC_Tovar |
Aunque el inicio del viaje no había sido muy ameno con
nosotros, nos fuimos con los mejores ánimos al evento. Nos pasaron buscando
unas unidades de trasporte previstas para eso, a la hora que las solicitamos.
No conforme con eso, teníamos que hacer el canje de las entradas y no había
cola para retirarlas. Por si fuera poco, había personal suficiente para revisar
a la gente y organizarla para entrar.
Dentro del evento nos topamos con las típicas colas para
comprar tickets y cervezas, pero nada demasiado grave, hasta que nos
encontramos con un punto de venta caprichoso, nativo del país potencia turística,
que se quedó sin línea. Temí lo peor, tan poco había durado la ilusión, sin
embargo el responsable resolvió rápido la situación y no llegó a mayores.
La tarde-noche transcurrió de lo mejor, la comida y la
bebida fueron excelentes, no hubo problemas, ni peleas, todo era buena vibra y
buen trato. Antes de salir estábamos sorprendidos de lo bueno que era el
montaje, la organización, el ambiente, y un alemán increíble que cantó desde
Rolling Stone hasta La Bamba. Esto, sí nos sorprendió.
Foto tomada de @OktoberfestC_Tovar |
DOC
Todo este episodio me recordó que hace poco más de un mes
asistimos al Restaurante DOC en Los Palos Grandes por un festival de
hamburguesas que organizaron. Aunque el festival era el sábado y fuimos el
domingo, tuvieron la generosidad de prepararnos las hamburguesas especiales que
tenían.
Por otra parte, cada cosa que nos servían tenía como
antesala la procedencia de los productos, y resulta que no eran de Dinamarca,
Suecia, ni Francia; los productos eran venezolanos, eran de Los Teques, de
Margarita, de la Colonia Tovar, etc.
Y usted, se preguntará qué tiene que ver el OktoberFest con DOC,
pero resulta que ambas historias tienen algo en común, nos sorprende que nos
atiendan bien cuando vamos a un sitio, que un evento esté bien organizado. Es
una rareza consumir productos venezolanos, es toda una extravagancia que un
mesonero haga bien su trabajo o que tenga capacidad de resolver, como
profesional de su oficio.
Es lamentable, pero vivimos en un círculo de desmotivación,
de falta de atención al otro, y no es que no haya motivos para ello, de hecho
sobran los motivos. Por eso, es que me parece tan importante la movida que se
ha formado en cuanto a la cerveza artesanal, el esfuerzo del sector
gastronómico por innovar y aportar, la reivindicación de lo nuestro pero con
calidad, no lo nuestro de cualquier manera.
Para finalizar, este post es para esa gente que rompe el
círculo, para la que no se rinde y sale todos los días a superar lo que le
rodea, esa gente que no se deja llevar por la corriente de la desesperanza, los
que demuestran que sí se puede, aunque nadie los cuente en la lista de los
héroes o de los que luchan.
Generalmente hay pequeñas excepciones, por dos o tres dias, pero a nivel de pueblo, en barrios, se siente el fracaso comunistoide, escases de alimentos, improductividad, altisima inflación ligada a altisima delincuencia, ya con los sueldos existentes no es posible comprar autos, ni casas, ni pasajes internacionales, son demasiado costosos aun para la reducida clase media. Hay que abrir los ojos. Saludos
ResponderEliminarHay muchas excepciones que dependen de grupos pequeños que trabajan mucho. Una cosa es el gobierno, y otra la gente. Todo mejorará, saludos
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