Hace unas semanas que leí sobre la salida Pastor Maldonado de
la Fórmula 1, al parecer por falta de financiamiento de PDVSA. Como era de
esperar las redes sociales se convirtieron en una explosión de alegría, porque
ya la empresa petrolera no seguiría financiando su carrera. Argumentos como “ya
no financiaremos más a Pastor para que choque mientras en los hospitales se
mueren los enfermos por falta de medicinas” iban y venían.
Con ese poderoso argumento en mente me pregunté si el Sistema
Nacional de Orquestas y Dudamel también verían recortado su financiamiento,
porque no sé ustedes pero yo no sé cuánto dinero público reciben, ni cómo lo
emplean. Yo, por ejemplo, jamás he visto una entrega de memoria y cuenta de
dicha institución, partiendo que la Fundación Nacional Simón Bolívar pertenece
al Despacho de la Presidencia de la República.
Ya sé que habrá quien me diga que no hay comparación entre
Pastor Maldonado y Dudamel, y que con el Sistema se saca a muchachitos de la
pobreza y se les dan valores, y pertenencia a un equipo, etc. Sé que me lo
dirán porque ya me lo han dicho, y me han puesto cara de asombro por comparar a
ambos personajes. Ahora bien, no me podrán negar que en ambos casos hay dinero
público, usado a discreción para causas que no corresponden al beneficio de
todos los venezolanos.
Dudamel |
Pastor Maldonado |
Entonces, ¿por qué se hacen juicios distintos? La respuesta
es fácil: el resultado. En el automovilismo no hay subjetividad, o ganas o
pierdes, o chocas o terminas la carrera, no hay mucho más que evaluar. En
cambio, en la música clásica hay subjetividad y hay gente que sabe que dice que
el muchacho sirve, y eso a nosotros nos encanta; si lo dice alguien afuera
nosotros repetimos que Dudamel es el mejor director del mundo, aunque no
sepamos la diferencia entre un clarinete y un violín, ni tengamos idea de qué
hace el tipo con esa varita en la mano.
Y no es cuestión de verlo todo mal, y de atacar a todo el que
intenta algo, es un asunto de cuestionar la forma en que se usa el dinero, y a
qué se destina. Porque la gente por temor a que la llamen ignorante
no va a decir que hay que recortar los recursos al Sistema para mejorar los
servicios de agua y luz eléctrica, que son caóticos. Sin embargo, por esa
discrecionalidad con que se gasta y entregan recursos, es que se destinaron más
de 200 mil millones de dólares a empresas inexistentes e importaciones
ficticias. El gobierno no debe tener en su mano la decisión absoluta de en qué
usa el dinero público, eso debe estar establecido, controlado, y debe ser
vigilado, incluso en obras tan bellas y, aparentemente, eficaces como el
Sistema Nacional de Orquestas; y en caso, de que sean financiadas por el
Estado, deben ser sometidos a control y entrega de cuentas como cualquier ente
estatal.
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