viernes, 3 de junio de 2016

Dile No al Referéndum Revocatorio

Este post no es de suspenso así que comenzaré diciendo que el Referéndum Revocatorio como herramienta política me parece salvaje y primitiva. La idea de que es estupendo que un gobernante pueda salir de su cargo, por el hecho de no gustarle a un grupo superior al que le votó, me parece más propio de una plaza pública que de un país con instituciones y justicia.

Esa es una de las razones por las que voté en contra de la actual Constitución, no porque la propusiera Chávez, voté en contra de su aprobación porque en verdad no estaba de acuerdo con lo que planteaba y tampoco con el momento en lo planteaba. Me explico: un cambio de Constitución debería darse cuando la vigente ya no corresponde a la era que vive el país y sus objetivos como nación. Si bien Venezuela vivía una fuerte crisis en los noventa esto no era atribuible a problemas en la Constitución del 61, o a que no diera respuesta o dejara fuera posibles soluciones. Prueba de ello es que los siguientes 17 años han sido en muchas formas la profundización de los mismos problemas que no habían llevado a esa crisis, y la nueva Constitución no nos salvó de llegar a nuestra crisis actual.

Por otra parte, creo que un período presidencial de 6 años con opción a reelección es demasiado, para que además sea posible la reelección indefinida. Otra de las razones por las que voté en contra de la vigente Constitución es porque eliminó el sistema bicameral del Congreso y dejó solo la cámara de Diputados, lo cual significa que cuando el Presidente tiene la Asamblea Nacional a su favor, prácticamente tiene todo el poder legislativo para usar a su antojo.

Además, con la eliminación de la cámara de Senadores se eliminó el cargo de senadores vitalicios para los ex presidentes, y con ello parte de la historia del país, y del valor de la experiencia como herramienta para la toma de decisiones. 

Ahora bien, ¿estoy de acuerdo con que Maduro se someta a un Referéndum Revocatorio? Sí, por supuesto, porque creo que quienes crean artificios políticos para abusar del poder y atacar a sus contrincantes deben ser víctimas de su propio invento. Así como en las pasadas elecciones del 6 de diciembre el oficialismo fue víctima de su propia creación de circuitos. La asignación de curules en la Asamblea Nacional es totalmente desproporcionada gracias al sistema de circuitos que el CNE creó para que el gobierno se quedara en 2010 con la mayoría de los diputados. En 2015 sucedió algo semejante en cuanto a proporcionalidad, los votos obtenidos por la oposición fueron 7.707.422 de la oposición frente a 5.599.025 del oficialismo; esto derivó en un resultado desproporcionado de 112 diputados a 55, aun cuando la diferencia de votos no representa esta desigualdad.

De la misma forma, creo que Maduro debe salir del poder si no cuenta con la aprobación popular vía Referéndum Revocatorio. Sin embargo, en lo sucesivo creo que tanto esta herramienta como otros problemas estructurales deben ser corregidos en la Constitución vía enmienda o asamblea nacional constituyente.

¿Por qué no creo que el referéndum revocatorio como herramienta cívica y de libertad popular?
Pues porque creo que en el futuro habrá que tomar decisiones impopulares y no del todo agradables para solucionar graves problemas del país, y depender de que a la mayoría le gusten será casi imposible; situación que nos sumergirá en una inestabilidad política importante.


Por otra parte, si un período presidencial dura 4 años no hay razón para hacer revocatorio al Presidente, porque de lo contrario gobernará 2 años pendiente de no tomar medidas que disgusten a la gente y otros 2 años pendiente de no hacer cosas que comprometan su posible reelección. Así definitivamente, gobernar se volvería un circo de complacencias que no nos llevaría a ningún lado.

En caso de que un presidente sea elegido en unos comicios de baja participación electoral estaría en una situación de inestabilidad constante, puesto que la oposición muy fácilmente podría revocarlo a la menor medida impopular aprovechando el descontento.

Las razones para que un presidente no siga en ejercicio de sus funciones, además de temas de salud, están en la ley, y para castigar esto y alejarlo de su puesto está la justicia. De resto, toda propuesta que proponga guillotinas políticas amparadas en un supuesto civismo, se parecen más a las votaciones telefónicas de American Idol que a una República.



viernes, 27 de mayo de 2016

Preguntas de la semana Del 23/5/2016 al 27/5/16

Estamos viviendo tiempos confusos donde la certeza está escasa. Por eso, cada semana quedo con más preguntas que respuestas sobre la realidad venezolana y mundial. Esta nueva iniciativa del blog pretende transmitir las preguntas con las que quedo cada viernes después de escuchar y leer los medios. 

Aquí van las de esta semana: 

1) El Presidente Maduro dijo ayer, en una concentración de estudiantes universitarios oficialista, que antes de que Chávez llegara al poder la universidad venezolana era solo para una élite, y que más del 60% de la población joven quedaba fuera. 

Entonces, debemos asumir que Cilia Flores, Tareck El Aissami, Elías Jaua, Jorge Giordani, Eduardo Samán, entre otros funcionarios del gobierno ¿pertenecieron a la élite “cuartorepublicana” que tuvo acceso a la universidad? 

2) Si la solución al desabastecimiento es la creación de los Clap, quiere decir que se asume que el problema es la distribución de productos y no la producción de los mismos. 

Entonces, ¿por qué hay desabastecimiento de productos del gobierno? ¿Hay desvío en la distribución de productos estatales? ¿A dónde van los productos que salen de las plantas a los Bicentenario? 

3) Con los Mercal y Pdval hubo casos de corrupción y mal manejo de productos por parte de sus gerentes. 

Entonces, ¿quién va a controlar que los Clap no abusen de su poder? ¿A qué ente rinden cuentas? ¿Cómo funciona su estructura interna? 

4) La sentencia del TSJ sobre la doble nacionalidad no dice nada sobre la nacionalidad del Presidente de la República (sobre la cual no cabe interpretación en la Constitución) y en otras ocasiones, la estrategia del gobierno ha sido distraer la atención de temas que lo perjudican hacia terrenos en los que se siente cómodo. 

Entonces, ¿por qué tantos opositores y periodistas que no leen se han pegado a este tema? ¿Cómo todos tienen el mismo punto de vista sobre algo que no está en la sentencia? ¿Casualidad? ¿Mediocridad? ¿Desesperación?

sábado, 14 de mayo de 2016

La nacionalidad de Maduro

La situación venezolana y el torbellino político que hemos vivido los últimos años han sacado lo más negativo y cortoplacista de nuestra esencia. Quienes creían que Chávez era lo peor que nos podía pasar, han descubierto que no era cierto, que lo peor era que bajaran los precios del petróleo y nos quedáramos sin dinero con una gigantesca deuda, sin importar quien fuera presidente.

Si durante los años de gobierno chavista alguna gente tuvo la idea de que había que salir de aquello “como fuera”, con Maduro la idea se ha profundizado tanto como la escasez y la inseguridad del país. En este sentido, una parte de la oposición insiste en que Maduro no es venezolano, y lleva unos cuantos años pidiendo la partida de nacimiento del Presidente, con la idea de que así demostrarán que nació en Colombia y que su gobierno es ilegal.

Esta idea había ido perdiendo fuerza hasta que la oposición política tomó el poder de la Asamblea Nacional después de ganar las elecciones del pasado 6 de diciembre, con un margen que no imaginaban ni los que llevan una década asegurando que la oposición es mayoría. Las redes sociales difunden la idea de ciertos personajes, según la cual el fin del gobierno de Maduro es “pan comido”, solo basta pedir su partida de nacimiento y de forma inmediata el primer mandatario se presentará en la Asamblea Nacional con el documento en la mano asumiendo que no nació en el país, o en caso de haber nacido en Venezuela, reconocerá que no renunció a la nacionalidad colombiana que le corresponde por parte de madre, y que llegó al poder de forma ilegal según nuestra Constitución, la cual no permite que el Presidente tenga dos nacionalidades.



Así como lo leen, hay gente que cree que un gobierno que ha usado de brazo ejecutor al poder judicial para anular y revertir toda ley o investigación planteada por la Asamblea Nacional, se rendirá a sus designios en el tema partida de nacimiento.

En lo personal, me parecería muy triste el hecho de que Maduro abandone la presidencia por algo tan cosmético como su nacionalidad, o su posible doble nacionalidad. ¿Por qué? Pues, porque Nicolás Maduro es un Presidente sin preparación para su cargo, que ha cometido delitos contra los derechos humanos, ha sumido el país en una crisis económica sin precedentes, ha cerrado medios de comunicación a través de la compra de los mismos por testaferros, ha priorizado el pago de deuda externa antes que la compra de medicinas o el pago a los laboratorios, etc. Por eso, y un largo etcétera, es que me parece de lo más penoso que su salida del gobierno sea por una formalidad, y no por la lista antes mencionada.

Creo que una persona que ha usado todo el poder del que dispone para mantenerse en el poder, no tendrá reparos en mostrar una partida de nacimiento falsa en el momento que lo necesite. Además, si existe una partida de nacimiento en Colombia que certifique que Maduro nació en el vecino país, ya no creo que exista rastro puesto que Santos depende tanto de las conversaciones sobre el proceso de paz que se están llevando a cabo en la Habana que las posibilidades de que se haga pública son mínimas.

Por otra parte, sospecho que a futuro este argumento se puede volver en contra de nuestra realidad como país. Entiendo perfectamente que el cumplimiento de la ley es importante, y que lo legal debe tener un papel importante, pero la viabilidad de una opción debe ser analizada con la cabeza y no con “la tapa de barriga”, como diría el difunto profesor Osuna del Iesa. A día de hoy, hay una enorme cantidad de venezolanos que dejaron el país en busca de un futuro distinto, que han formado familias con otros venezolanos, pero también con gente de otros países.

En un futuro, espero que no muy lejano, muchos de ellos regresarán y conformarán una nueva Venezuela, aún más mestiza y variada que la que hasta ahora conocemos. La diáspora venezolana no se dio por diversión, no se fueron porque quisieron, se fueron en muchos casos casi obligados y perseguidos laboralmente. Entonces, cuando regresen con sus hijos nacidos en Ecuador, en Italia, en Australia, qué les vamos a decir, qué sus hijos no son venezolanos. Cómo los vamos a recibir, con una cosecha del odio racial sembrado hasta el momento. Esos hijos de venezolanos nacidos afuera por un error histórico que se llama chavismo -error que nos buscamos nosotros mismos por nuestro afán de demoler y arrancar de cero cada cinco minutos- ¿no van a ser venezolanos por nacimiento? ¿No podrán aspirar a la presidencia?


Debemos pensar un poco más allá a la hora de emitir este tipo de juicios, porque el futuro está a la vuelta de la esquina, y el país que nos espera es distinto para bien y/o para mal. El final de esta era determinará de manera positiva o negativa el comienzo de la siguiente.


lunes, 7 de marzo de 2016

El "resultadismo" crónico

Hace unas semanas que leí sobre la salida Pastor Maldonado de la Fórmula 1, al parecer por falta de financiamiento de PDVSA. Como era de esperar las redes sociales se convirtieron en una explosión de alegría, porque ya la empresa petrolera no seguiría financiando su carrera. Argumentos como “ya no financiaremos más a Pastor para que choque mientras en los hospitales se mueren los enfermos por falta de medicinas” iban y venían.

Con ese poderoso argumento en mente me pregunté si el Sistema Nacional de Orquestas y Dudamel también verían recortado su financiamiento, porque no sé ustedes pero yo no sé cuánto dinero público reciben, ni cómo lo emplean. Yo, por ejemplo, jamás he visto una entrega de memoria y cuenta de dicha institución, partiendo que la Fundación Nacional Simón Bolívar pertenece al Despacho de la Presidencia de la República.

Ya sé que habrá quien me diga que no hay comparación entre Pastor Maldonado y Dudamel, y que con el Sistema se saca a muchachitos de la pobreza y se les dan valores, y pertenencia a un equipo, etc. Sé que me lo dirán porque ya me lo han dicho, y me han puesto cara de asombro por comparar a ambos personajes. Ahora bien, no me podrán negar que en ambos casos hay dinero público, usado a discreción para causas que no corresponden al beneficio de todos los venezolanos.

Dudamel

Pastor Maldonado

Entonces, ¿por qué se hacen juicios distintos? La respuesta es fácil: el resultado. En el automovilismo no hay subjetividad, o ganas o pierdes, o chocas o terminas la carrera, no hay mucho más que evaluar. En cambio, en la música clásica hay subjetividad y hay gente que sabe que dice que el muchacho sirve, y eso a nosotros nos encanta; si lo dice alguien afuera nosotros repetimos que Dudamel es el mejor director del mundo, aunque no sepamos la diferencia entre un clarinete y un violín, ni tengamos idea de qué hace el tipo con esa varita en la mano.

Y no es cuestión de verlo todo mal, y de atacar a todo el que intenta algo, es un asunto de cuestionar la forma en que se usa el dinero, y a qué se destina. Porque la gente por temor a que la llamen ignorante no va a decir que hay que recortar los recursos al Sistema para mejorar los servicios de agua y luz eléctrica, que son caóticos. Sin embargo, por esa discrecionalidad con que se gasta y entregan recursos, es que se destinaron más de 200 mil millones de dólares a empresas inexistentes e importaciones ficticias. El gobierno no debe tener en su mano la decisión absoluta de en qué usa el dinero público, eso debe estar establecido, controlado, y debe ser vigilado, incluso en obras tan bellas y, aparentemente, eficaces como el Sistema Nacional de Orquestas; y en caso, de que sean financiadas por el Estado, deben ser sometidos a control y entrega de cuentas como cualquier ente estatal.

viernes, 12 de febrero de 2016

La anti política como propuesta

Érase una vez, allá a finales de los años 80 e inicios de los 90, cuando las cosas comenzaban a ir mal en Venezuela debido al modelo rentista -que ya hacía aguas- y al alto índice de corrupción que minaba la estructura del gran Estado y de los partidos políticos (si es que no eran lo mismo) cuando la alta sociedad venezolana hizo una siembra de gran extensión de anti política. El producto estrella era la idea de que la política era muy sucia, era asquerosa y que las mentes más brillantes del país no se metían en ese mundo abyecto, las mentes más brillantes trabajaban en la industria petrolera, la gente de bien, pues.

Algún dueño de canal de televisión que en el pasado reciente fue vapuleado por su propia cosecha, hizo montones de programas dominicales en horario estelar para difundir su gran idea, a pesar de ser un entrevistador mediocre. Algunos dueños de periódicos que hoy lloran en Europa en congresos de libertad de expresión, en su momento pusieron sus rotativas a disposición de militares golpistas con la intención de seguir teniendo su mano sobre el nuevo poder emergente.



Aunque la verdad es que nuestra reciente realidad política no es más que el resultado de la siembra de la aversión a la política, es el resultado de dejarle la política a los peores, es el resultado de creer que cuando alguien sirve para hablar pero no para trabajar tiene futuro como político. 

Por esto, es que cuando hoy veo en la Asamblea Nacional a personas como José Guerra y Tamara Adrián, me convenzo de que ha habido un cambio, creo que estas personas en lugar de ver como el país se desmorona han decidido no ver los toros desde la barrera y participar, como deberíamos hacerlo todos los que podamos hacerlo. José Guerra podría estar en cualquier sitio del mundo siendo valorado y apreciado por su conocimiento, pero ha tomado el riesgo de ser criticado, de tener que legislar con contrincantes que tratarán de deshumanizarlo como persona, para quienes la lealtad sin crítica es el único valor.

Tamara Adrián es noticia constantemente por su transexualidad, y su lucha por los derechos de la comunidad LGTB, sin embargo, que sea el primer transexual en llegar a la Asamblea Nacional es casi lo de menos, al lado del curriculum que tiene y de sus conocimientos. En su caso, también podría estar en cualquier lugar del mundo haciendo uso de sus conocimientos y su inteligencia, pero ha decidido postularse a un cargo donde obviamente no ganará el dinero que podría ganar, para hacer algo por un tema que cree importante.

José Guerra y Tamara Adrián son solo dos casos entre muchos jóvenes y personas preparadas que están apostando a que las cosas sean distintas. Ese es el verdadero cambio, que los más preparados no vean la política como un sitio oscuro donde seguro se les insultará y se les llamará vendidos a las primeras de cambio. Por supuesto, para ello hay que elegir a los más preparados y no a los más simpáticos o a los más carismáticos. Lo que hemos tenido hasta el momento, no ha sido mala suerte ni casualidad, lo hemos elegido, lo hemos buscado.

Ahora que la situación límite que vivimos hace que algunos añoren a Marcos Pérez Jiménez, debemos entender que el hecho de que la democracia no sea perfecta no es razón para optar por una dictadura opresora, criminal y ladrona. Así como, el hecho de que la política y los políticos tengan sus defectos no es razón para abandonarla en manos de militares o canallas.

Pinochet no es el responsable del Chile de hoy, lo son los años de concertación y el tiempo de reflexión y maduración de la izquierda como oposición después de Allende. Pérez Jiménez o la cuarta república no son la solución, de hecho en buena medida, son la causa del último período vivido. 



La única solución es saber que la política es imperfecta pero es la única opción para establecer puentes y entendernos, porque lo contrario es la violencia y la intolerancia, y en ese juego perdemos todos. El otro lado, el oponente tienen que existir en la política porque existen en el país, la idea de desaparecer al chavismo es tan peregrina como lo fue la idea de pulverizar a la oposición por dos razones: la primera, mientras ambas tendencias tengan afectos en la población deben tener derecho a su representación; la segunda. a cada tendencia la definen sus ideas y sus contrincantes, sin un lado el otro no existe. Por supuesto, las reglas del juego deben ser restablecidas