jueves, 5 de noviembre de 2015

Puente de espías: una historia de héroes discretos

Steven Spielberg regresa con una nueva película en la que Tom Hanks es el protagonista. El director pareciera ser dos directores en uno: hay un Spielberg que recrea situaciones para dar vida a E.T. El extraterrestre, Tiburón, Parque Jurásico; y hay otro Spielberg que construye personajes para contar una situación o historia como en La lista de Schindler, Lincoln, La terminal, y la recién estrenada Puente de Espías.

El director nunca ha escondido su obsesión con la historia contemporánea, especialmente con los años transcurridos a mediados del siglo pasado. Por sus raíces judías, ha sido acusado por grupos defensores de cualquier causa que ataque a los norteamericanos y a los judíos, o a ambos a la vez. Sin embargo, su extensa obra es seguramente su mayor defensa.

Tom Hanks como Jim Donovan

La historia transcurre durante uno de los más difíciles años de la Guerra Fría (1957). Tom Hanks es un prestigioso abogado de seguros, llamado Jim Donovan, que se ve en la difícil situación de servir como abogado a un espía ruso que ha sido capturado, Rudolph Abel (Mark Rylance). La tarea es complicada porque como en muchos juicios públicos de nuestro tiempo, el acusado está condenado de antemano, y buscan a Donovan solo para que haga su papel de defensor sin mayor implicación.

El problema viene cuando Donovan se implica, y decide que impedirá la pena de muerte, porque la condena es lógica pero la pena de muerte no, puesto que en lo sucesivo algún espía norteamericano podría caer en la misma situación en Rusia, y así tendrían alguien para negociar un canje. El tiempo termina dando la razón a Donovan, y la CIA lo busca para lograr el canje de los detenidos.

Durante el canje, Tom Hanks toma posesión de la película con una maestría que no sorprende, porque ya lo hemos visto hacerlo antes. Su mayor grandeza es que Donovan no es el náufrago, no es Forrest Gump, es simplemente Donovan, es una actuación de rigor, de control, de vieja escuela que se agradece. Sin embargo, el tema actuación adquiere otro nivel en las escenas que comparten Donovan y Abel mientras están en la cárcel preparando la defensa. En estos tiempos en que tantos actores se disfrazan para entretener y llamar la atención, estos dos titanes se desnudan y con menos hacen más, solo por esto la película vale la pena, porque si bien Spielberg siempre me ha parecido un buen narrador, no me había parecido un destacado director de actores. En Puente de Espías puede dar por visto este aspecto.

Abel y Donovan dando una master class de actuación

La parte que se desarrolla en Alemania tiene un sentido estético pertinente, con filtros que enfrían la realidad y dan una sensación de tensión y miseria poderosa. La película es un poco larga hacia el final, y un poco redundante en la etapa de las negociaciones, aunque este aspecto no la desmerita.

He leído críticas a la película, quitándole mérito porque se ve Estados Unidos radiante y Alemania decadente. Es cierto, pero dudo que un país que estaba construyendo un muro para dividirse porque no se entendían se viera mejor después de dos guerras, que un país en plena bonanza y desarrollo.

También he leído críticas que acusan a Spielberg de manipular la historia a través del cine, para aupar el americanismo. Bueno, primero, no es Estados Unidos el único país que hace eso, como tampoco es el único que espía. Segundo, como dije antes, Spielberg no ha negado nunca sus ideas históricas o políticas, así que cada quien sabe a lo que va cuando ve una de sus películas. La película trata sobre el abogado Jim Donovan en una situación determinada que el director decodifica del modo que le es posible. Por supuesto, que habrá versiones distintas, pero eso no hace inviable la película.

A fin de cuentas, una película es ficción, es una interpretación, no un documento notariado. Deshonestos son los directores que ocultan sus ideas y fuentes de financiamiento, se disfrazan de imparciales y hacen películas sobre el narcotráfico como las de Oliver Stone, sin ninguna prueba que lo avale, y aseguran que están basadas en la realidad. Deshonesto es Michael Moore, que sustenta medias verdades contando las partes de la historia que le convienen.

Es posible que algunos críticos odien que Spielberg ame a los Estados Unidos, entre ellos, muchos críticos latinoamericanos que se babean por sus países. Lo que no pueden negar es que mientras nuestra región está pendiente de próceres del siglo XVIII, otros países encuentran héroes en hombres más parecidos a los de su tiempo sin caballo y sin espada.

Puente de Berlín

miércoles, 28 de octubre de 2015

OktoberFest: cuando la regla es la excepción

Llegamos a la Colonia Tovar el pasado viernes bajo una lluvia torrencial, que no nos permitía ver la posada a diez metros de distancia. Una vez en la habitación de la posada, donde permanecíamos sin poder hacer nada por la lluvia, se fue la luz. No nos sorprendió. Volvió la luz casi media hora después, eso sí nos sorprendió, esperábamos que tardara más.

Como la lluvia no lo había permitido, bajamos bastante tarde a cocinar una parrilla. Según las reglas de la posada no se podía estar en el área de la parrillera después de las diez, por eso con un alto sentido del servicio al cliente nos cortaron la luz del área después de la hora indicada. No importó  que la lluvia hubiera retrasado la llegada del grupo, que algunos casi no hubieran podido llegar; aquí la luz se apaga y los detalles son su problema. De nuevo, no nos sorprendió.

A la mañana siguiente, cuando nos disponíamos a desayunar y arreglarnos para ir al OktoberFest, descubrimos que no había agua. Cuando le preguntamos al personal nos informaron que se había roto una tubería, pero que ya habían solventado el problema, que lo único era esperar que se llenara el tanque. Durante el fin de semana no hubo agua caliente en nuestra cabañaPor supuesto, no nos sorprendió.

Foto tomada de @OktoberfestC_Tovar


Aunque el inicio del viaje no había sido muy ameno con nosotros, nos fuimos con los mejores ánimos al evento. Nos pasaron buscando unas unidades de trasporte previstas para eso, a la hora que las solicitamos. No conforme con eso, teníamos que hacer el canje de las entradas y no había cola para retirarlas. Por si fuera poco, había personal suficiente para revisar a la gente y organizarla para entrar.
Dentro del evento nos topamos con las típicas colas para comprar tickets y cervezas, pero nada demasiado grave, hasta que nos encontramos con un punto de venta caprichoso, nativo del país potencia turística, que se quedó sin línea. Temí lo peor, tan poco había durado la ilusión, sin embargo el responsable resolvió rápido la situación y no llegó a mayores.

La tarde-noche transcurrió de lo mejor, la comida y la bebida fueron excelentes, no hubo problemas, ni peleas, todo era buena vibra y buen trato. Antes de salir estábamos sorprendidos de lo bueno que era el montaje, la organización, el ambiente, y un alemán increíble que cantó desde Rolling Stone hasta La Bamba. Esto, sí nos sorprendió.

Foto tomada de @OktoberfestC_Tovar


DOC

Todo este episodio me recordó que hace poco más de un mes asistimos al Restaurante DOC en Los Palos Grandes por un festival de hamburguesas que organizaron. Aunque el festival era el sábado y fuimos el domingo, tuvieron la generosidad de prepararnos las hamburguesas especiales que tenían.

Por otra parte, cada cosa que nos servían tenía como antesala la procedencia de los productos, y resulta que no eran de Dinamarca, Suecia, ni Francia; los productos eran venezolanos, eran de Los Teques, de Margarita, de la Colonia Tovar, etc.

Y usted, se preguntará qué tiene que ver el OktoberFest con DOC, pero resulta que ambas historias tienen algo en común, nos sorprende que nos atiendan bien cuando vamos a un sitio, que un evento esté bien organizado. Es una rareza consumir productos venezolanos, es toda una extravagancia que un mesonero haga bien su trabajo o que tenga capacidad de resolver, como profesional de su oficio.

Es lamentable, pero vivimos en un círculo de desmotivación, de falta de atención al otro, y no es que no haya motivos para ello, de hecho sobran los motivos. Por eso, es que me parece tan importante la movida que se ha formado en cuanto a la cerveza artesanal, el esfuerzo del sector gastronómico por innovar y aportar, la reivindicación de lo nuestro pero con calidad, no lo nuestro de cualquier manera.


Para finalizar, este post es para esa gente que rompe el círculo, para la que no se rinde y sale todos los días a superar lo que le rodea, esa gente que no se deja llevar por la corriente de la desesperanza, los que demuestran que sí se puede, aunque nadie los cuente en la lista de los héroes o de los que luchan.

miércoles, 21 de octubre de 2015

En la cuerda floja: un pasado en el futuro

En estos días en los que Volver al futuro está en los temas de conversación de los cinéticos porque es el día en que Marty Mcfly viajaría al futuro, el director Robert Zemeckis regresa a las carteleras con la historia de Philippe Petit, En la cuerda floja (The Walk). Petit es un chico francés obsesionado con el equilibrismo y las alturas.

La recreación de escenarios es fantástica

La pasión de Petit y la formalidad de su padre no hacen una buena combinación, lo que hace que su padre lo bote de la casa. Va a parar a un circo, donde un maestro equilibrista (Ben Kingsley) lo entrena y enseña su oficio como a un hijo. Philippe tiene una meta: caminar en una cuerda entre los extremos de ambas torres del World Trade Center -aún en construcción-. Para esta osadía cuenta con un grupo de cómplices que va reclutando en el camino.

La película describe con detalle y una fotografía preciosa la travesía de Philippe y su combo, la recreación del World Trade Center es excelente; así como el grado de detalles de la instalación de la cuerda y la preparación del protagonista. Sin embargo, el detallismo de la parte técnica no sustituye la falta de rigor del autor para profundizar en el personaje. El recurso del protagonista contando su propia historia desde lo alto de la Estatua de la libertad, en ocasiones se hace tedioso, sobre todo porque no suele aportar cosas sustanciales en esas intervenciones.

Solo los momentos de tensión en los que Petit está a punto de no lograr su meta delimitan un poco su carácter, con ciertas aristas de terquedad y empecinamiento. La preparación física y el esfuerzo técnico del actor Joseph Gordon-Levitt es notable, es un intérprete sin ego ni encasillamiento. La falta de profundidad de su personaje no es su responsabilidad, es más un problema de guión.

Solo una gran pasión puede lograr esto

La película comienza con el personaje principal diciendo que todo el mundo le pregunta por qué, no está mal que no lo responda con palabras o con frases directas, lo que no es del todo acertado es que la historia no responda al motivo de esta pasión. Sin embargo, Zemeckis logra a la perfección la tensión y el vértigo del momento. La última media hora de película es fascinante en cuanto a técnica y a manejo de las emociones, es lo más cerca que puede estar de hacer una hazaña épica.

Zemeckis ya demostró su valentía en películas como Volver al futuro, Náufrago o Contacto, en esta película vuelve a mostrar su coraje al presentar el desaparecido World Trade Center en todo su esplendor y majestuosidad, dos aspectos que detonaron la pasión de quienes las construyeron, de quien las amó y cruzó su vacío, y de quién las destruyó.

Petit ante su mayor desafío

jueves, 15 de octubre de 2015

Los guerreros del teclado

Las redes sociales son, sin duda, un paso adelante de nuestro tiempo. En principio son espacios de libertad y opinión, que deberían ser saludables para el intercambio de ideas. Sin embargo, una vez leí una entrevista de Umberto Eco, en la que explicaba que cuando un nuevo fenómeno se masificaba comenzaba a llenarse de basura. En aquel momento usaba el fax y el correo electrónico, como ejemplo. 

Eco decía, que en un principio, el fax había sido formidable para él porque podía recibir al instante información de donde la necesitara sin moverse de su oficina; el problema fue cuando demasiada gente comenzó a usarlo, y a enviarle faxes sin control, y cuando llegaba ya había un montón de papeles que le hacían muy difícil saber qué era útil y qué no.

Umberto Eco

Con el correo electrónico la situación no fue muy distinta, todo había sido maravilloso hasta que la gente comenzó a usarlo para cadenas absurdas, ventas de productos en línea, etc. No es nada particular lo que le sucedió al escritor, todos hemos vivido más o menos lo mismo, aunque guardemos una gran distancia con Eco.

Las redes sociales parecieran estarse convirtiendo en un mega basurero de ideas, opiniones, y conceptos manipulados. Como era de esperarse, quienes buscan crear matrices de opinión o los demagogos de oficio, aprendieron a usar las redes, y buscan usuarios despreocupados que transmitan sus mensajes sin prever peligro. 

En la política venezolana, da la impresión que ante el cierre de medios o cambios de política editorial, quienes creían que la política era decir cuatro declaraciones cada cierto tiempo e irse a la casa, se han desplazado hacia Twitter y Facebook. Lamentablemente, alguna gente con las alertas muy bajas les presta mucha más atención de la que merecen.

Estamos conectados, pero sabemos para qué

Los invitados fijos de Aló Ciudadano, Yo Prometo, Buenas Noches y el programa del señor de RCTV -que no era político, pero que terminó de diputado de la AN- son ahora unos incansables guerreros del teclado, lo peor es que piensa que eso es trabajar. 

Estos nuevos tiempos, nos han regalado una nueva frase como “es verdad, lo leí en Twitter”, que no es más que un relanzamiento de la vieja frase: “es verdad, lo vi en televisión”. Así como los televidentes tuvieron que entender que la confianza absoluta no era una forma sana de aproximarse a la pantalla chica, tampoco es una forma de participar en las redes. La libertad que las redes proponen exige responsabilidad, y sobre todo el mismo respeto que se debe tener en cualquier ámbito de la vida diaria. También es importante estar claros en que la mayoría de la población no sabe que es Trending Topic hoy, porque aunque usted no lo crea el país no se parece a Twitter, ni a Facebook.

Imagen tomada de http://ncuentro.blogspot.com

martes, 13 de octubre de 2015

Este no es mi Peter Pan

El primer libro 3D que tuve fue uno de Peter Pan, podía pasar horas leyendo y jugando con ese libro cuando era pequeña. Neverland era un lugar de ilusiones y sueños donde todo era posible, incluso no crecer, un mundo de hadas y otros artificios. Había villanos, por supuesto, pero la certidumbre de la superioridad del bien contra el mal, hacían de Neverland un lugar seguro.

En esta nueva versión de la historia, en la que la oferta es que te contarán lo que no sabes de la historia, queda uno con la sensación de que estar en Neverland es peor que estar afuera. El villano busca la eternidad (motivación bastante manoseada ya), y las hadas son casi cosméticas. Hay una alusión innecesaria a la Segunda Guerra Mundial, que a medida que se desarrolla la película, parece más una excusa para mostrar un bombardeo, y sus efectos especiales, que algo necesario para la historia.

La actuación del protagonista es rescatable, tomando en cuenta que es casi el único personaje que no está disfrazado como en un desfile ochentoso de Versace. Sin embargo, la película deja sabor a poco hasta la mitad, y sabor a demasiado de la mitad hacia adelante. Hay un momento en el que el derroche estético satura, y lo peor es que prácticamente nada está pasando. Barcos que vuelan, puertas sensacionales que solo el protagonista puede abrir, pero que dentro de la historia no llevan a ningún lado.

Barbanegra
La banda sonora que se mueve entre el punk y el grunge con una incoherencia pasmosa se suman a la lista de estilos mezclados con una esquizofrenia que solo el director es capaz de comprender (Joe Wrigth). Los efectos y la narrativa no tienen ningún tipo de equilibrio, dando como resultado una película vacía, oscura y dramática que no corresponde a la esencia original.

Este no es el Peter Pan de esperanza, donde todo es posible, y donde lo único que importa es el presente, entre otras cosas porque lo predecible del futuro está en el camino abierto para la parte de dos. Al igual que en Maléfica, me quedo pensando que quizás no conocíamos esta parte de la historia porque no es importante conocerla.

Garfio y Peter Pan

Finalmente, recordé un almuerzo con mis hermanas en el que se empezó a hablar de los reality shows famosos: en qué consistían, qué se ganaban y quiénes participaban. Al cabo de un rato callada, mi mamá preguntó: Y esos programas, ¿para qué sirven?. El silencio fue absoluto, nadie fue capaz de responder una pregunta tan simple como pertinente. Si alguien hiciera esta pregunta después de ver la nueva versión de Peter Pan, obtendría la misma respuesta.

Barbanegra y Peter Pan